Los
que trabajamos en las Instituciones de Educación Superior damos por sentado muchas
situaciones cotidianas: que haya material educativo disponible, que las aulas
estén funcionales, que la biblioteca este en servicio, que los pagos llámense a
empleados o proveedores fluyan sin problemas, etc.; esta confianza parte del hecho
de que la parte administrativa funciona y crea un soporte a partir del cual las
funciones sustantivas de formación, investigación y extensión pueden desarrollarse.
En
ese entendido, en la medida que la parte administrativa de estas instituciones educativas
tienda a la excelencia en su desempeño las funciones sustantivas tendrán el
soporte para desarrollarse con altos estándares de calidad; y para ello, el
ingreso, promoción y reconocimiento juegan un papel primordial. El ingreso,
promoción y reconocimiento en la parte administrativa de las Instituciones de
Educación Superior está contemplado en lo que se conoce como tabulador,
escalafón y programa de reconocimiento. Independientemente del nombre que adopte, en la medida que los procedimientos
subyacentes a estos procesos sean transparentes, equitativos, justos y
congruentes con el quehacer institucional se tendrá confianza en los mismos así
como garantía en sus resultados.
Por
otra parte, cuando esos procesos no cumplen con las características señaladas
pueden generar problemas tanto en el corto como en el largo plazo, por ejemplo,
que el personal se desmotive y eso afecte su trabajo, que se den problemas
rotación de personal, que no se garantice el ingreso del personal más competente,
que se afecte la imagen de la institución, o que se den favoritismos
y/o
discriminaciones.
Para
generar y mantener programas de ingreso/promoción/reconocimiento administrativo
en las instituciones educativas mencionadas que cumplan con las características
señaladas anteriormente, las instituciones deben tener de manera mucho muy
clara análisis de puestos, descripción de puestos, valuación de puestos,
categorización de puestos, tabulador y políticas.
El
análisis de puestos consiste en determinar los puestos existentes en los diferentes
procesos administrativos, esta determinación debe consignar el nombre del
puesto, la parte del proceso donde se encuentra y su relación en la estructura funcional
y operativa institucional.
La
descripción de puestos es la explicitación por escrito y de la forma más clara posible
de los deberes, obligaciones y las principales características de los puestos
incluyendo funciones, sub-funciones y tareas así como requerimientos para su
desempeño.
La
valuación de puestos no es otra cosa más que establecer una jerarquía entre los
mismos al compararlos entre sí de acuerdo con los niveles de sus responsabilidades,
quedando un listado de puestos cuya valuación vaya de menor a mayor o de mayor
a menor.
La
categorización de puestos tiene por objetivo jerarquizar los puestos de acuerdo
a su importancia relativa al compararlos con los demás de la organización. El resultado
final es un listado que incluye desde el de menor hasta el de mayor importancia
de acuerdo a sus características y requerimientos para ocuparlos. Para
categorizar puestos pueden usarse diferentes métodos tales como la alineación,
o los métodos de grados y puntos. La alineación solo establece subjetivamente
que puesto es mayor o menor en cuanto al grado de responsabilidad, funciones y
descripciones; el de grados consiste en establecer un solo factor común a todos
los puestos que permita graduarse (escolaridad, antigüedad, etc.); por último
el de puntos establece todo un esquema de variables/valores sobre los cuales
los puestos son evaluados.
El
tabulador es el resultado final de los puntos anteriores reflejado en cuanto
los alcances monetarios de las percepciones asignadas de acuerdo al análisis, descripción,
valuación, y categorización del puesto.
Las
políticas, que deben ser claras y objetivas, son las normas que se establecen para
asignar y modificar sueldos, es decir, para desarrollar los programas de ingreso/promoción/reconocimiento
administrativo. Para que estas políticas funcionen debe necesariamente
considerar incorporar en las mismas la evaluación del desempeño de quien está a
cargo del puesto. Estas políticas deben en todo momento ser claras y
satisfactorias para que el personal las entienda, las acepte y las utilice para
su desarrollo personal y profesional. De la misma forma deben asegurar (1) que
los empleados nuevos no perciban ingresos superiores a los empleados que ya laboran
en la institución en la misma categoría, (2) que la promoción/reconocimiento
esté basada en méritos claros, objetivos y verificables, y (3) que su
entendimiento sea claro y que genere confianza en el proceso y los resultados.
Otras
consideraciones relativas al ingreso/promoción/reconocimiento administrativo es
que considere experiencia, formación y productividad; que realmente promueva la
carrera administrativa institucional estimulando la excelencia en el desempeño
y su impacto en las instituciones; que tanto el ingreso, como la promoción y el
reconocimiento administrativo no de pauta a la discrecionalidad y señale
claramente los grados mínimos de calificación para acceder a los puestos
establecidos; que la relación sueldo-puesto sea clara y justa; y que la
promoción y el reconocimiento sea realmente un estímulo y que el desempeño de
calidad sea imprescindible para su aplicación.
Por
último un aspecto clave y que se ha mencionado a lo largo de este artículo es la
confianza en los procesos y resultados. Cuando el personal administrativo de las
Instituciones de Educación Superior esta cierto que los procesos son claros, objetivos
y transparentes el ambiente generado es propicio para el desarrollo organizacional,
el ingreso/promoción/reconocimiento no debe tener sesgos discrecionales que
permitan la manipulación por parte de funcionarios y autoridades y para ello se
requieren varias instancias que participen sobre bases claras y otras más que
supervisen el proceso y sus resultados.
La
parte administrativa en las Instituciones de Educación Superior es clave para
la realización de las actividades sustantivas de las mismas; contar con los
mejores integrantes, reconocer los mejores desempeños, y promover a los mejores
elementos no solo es justo, legítimo y correcto sino que en el caso de estas instituciones
educativas se vuelve una obligación ya que ellas deben ser ejemplo de lo que se
busca construir en la sociedad.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
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