La integridad y el carácter tienen que ver precisamente con
ese actuar congruente entre los valores, los ideales y lo correcto,
desafortunadamente a ese actuar se le contrapone una fuerza formidable,
coaccionadora y paralizante que es el miedo. La universidad, como espacio
abierto a la libre discusión de las ideas y por ende a los desacuerdos y
consensos, debe garantizar las condiciones para ese actuar sin que el miedo lo
contamine.
Dos ejemplos que me
tocaron ver de cerca en una universidad pública: Primero, ante los robos,
fraudes y malversaciones que se iban descubriendo de una administración que por
cierto ya terminó, la mayoría de la gente no hacía nada, ante mi pregunta del
por qué de ello la respuesta era la misma: miedo a que los corrieran. Segundo,
en esa misma universidad, después de una negociaciones sindicales de risa donde
la parte sindical pedía un 6% DE AUMENTO y al final le dieron un 3.9%, ante mi
pregunta de que si por qué no se había ido a la huelga para presionar por lo
solicitado, la respuesta fue la misma: miedo a dejar de percibir salarios en lo
que la huelga duraba.
Así como esos
ejemplos yo creo que los que andamos en las cuestiones de gestión Universitaria
podemos citar muchos más. Cuestiones de inconformidad en las universidades que
no avanzan, incluso actos de injusticia que no son denunciados ni señalados
pues en todos los casos el sentimiento subyacente es el del temor, un temor
entendible a perder el ingreso, a perder el empleo. Repito: un sentimiento
entendible, pero vergonzoso, y no vergonzoso para quien lo experimenta, para
nada, somos humanos y eso es parte de nuestra naturaleza, vergonzoso para la
universidad pues indica lo pésimo que está el ambiente de trabajo y las nulas
–pero convenientes- acciones para revertir esto.
Las universidades
siempre son definidas internamente y vistas externamente como centros del
conocimiento donde la ciencia y las artes evolucionan con un fin especifico de
mejora integral de los individuos, las organizaciones y la sociedad; pero bajo
esa premisa es inaceptable que los temas o las formas estén condicionados a no
ser políticamente incorrectos so pena de perder el ingreso o la fuente de ello,
de otra forma hay un desbalance de poderes donde la institución, como se dice
vulgarmente, tiene la sartén por el mango pues como poseedora de los recursos
no tiene ese miedo de hacer o no hacer, mientras que sus integrantes sí lo
tienen.
Pero lo que sucede en
la mayoría si no es que en todas las universidades que no se busca para nada
crear las condiciones que lleve ese miedo a cero, claro que no, hacerlo sería
perder ese poder coercitivo que tiene la universidad para aplacar la disensión,
los señalamientos, la crítica, además de ser un arma muy poderosa al momento de
negociar prácticamente lo que sea.
De nueva cuenta
señalo: sobreponerse a ese miedo natural existente no es trabajo de las
personas, cada una lo hará a su paso, en su momento y si puede y quiere; la
institución es la que tiene la obligación -si es que realmente quiere ser y no
solo ostentarse como un modelo de libertad en el pensar, decir, y hacer- de
generar las condiciones para ello sin el miedo de por medio.
Ojo, no estoy
abogando por que al interior de las universidades la gente pueda decir y hacer
lo que le venga en gana sin consecuencias, claro que no. Sabemos existen
conductas sancionables y que deben serlo. Mi argumentación va en el sentido de
liberar el buen actuar para que éste se dinamice mientras el mal actuar sea
sancionado de manera objetiva y de acuerdo a las normas establecidas. En otras
palabras, los buenos no deberían de tener miedo de hacer lo que es correcto,
pero los malos sí deberían tener miedo, y mucho, de hacer lo que es incorrecto.
Mientras no existan
las condiciones para un pensar, decir y hacer con plena libertad en las
universidades, mientras el miedo se campee por sus integrantes y sus
instalaciones, mientras el temor a las consecuencias sea el factor decisivo
para señalar, exigir o criticar, no podremos decir que hablamos de
instituciones libres y si no son libres no podemos esperar que de ellas salgan
personas libres para una sociedad libre.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/eK_RSYZTWgs
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