Una premisa que ha
venido a cambiar la manera de ver el proceso formativo del ser humano a nivel
superior, es la incorporación del desarrollo físico como parte de los créditos
a cubrir durante la estancia de un alumno en la universidad, éste desarrollo físico
se refleja principalmente en la práctica deportiva que los futuros
profesionistas deben cumplimentar y que requiere de una flexibilización en los
cómo y dónde dándole prioridad a los qué.
Hasta hace cosas de
una o dos décadas, las universidades
contemplaban la cuestión deportiva de una manera exclusivista y
excluyente. Sus equipos representativos de grandes estrellas actuaban más como
promoción de la misma institución vía logros deportivos. Cuando se plantearon
de nuevo las premisas relativas a la formación del profesionista surgió el
enfoque integral con lo que el deporte se masificó incorporándose vía créditos
curriculares en los procesos formativos de los profesionistas.
Como todo proceso, el
proceso formativo sustentado en el acondicionamiento físico, puede pensarse y
repensarse en virtud de los retos que sufren algunas universidades (sobre todo
en cuestión de infraestructura), de las nuevas tendencias relativas al
acondicionamiento físico y en la necesidad de priorizar el qué antes que los
cómo o dónde. Paso a explicar cada punto.
Infraestructura
universitaria. La cuestión del acondicionamiento físico plantea una presión
sobre las universidades ya que, a diferencia de los procesos formativos, la
misma naturaleza del proceso deportivo requiere de mayor espacio por individuo
para ser desarrollado. Ante esto hay tres opciones, la más complicada es la
creación de nuevos espacios deportivos; señalo que ésta opción es complicada
por la restricción económica que muchas universidades experimentan para ello.
La otra es aprovechar las nuevas tendencias en acondicionamiento físico (de lo
cual se hablará en el apartado siguiente) para incorporar ciertas actividades
que aún no están consideradas y que
permiten un acondicionamiento masivo donde el beneficio del mismo va hacia
grandes grupos. La tercera opción parte de reconocer que muchos alumnos
realizan rutinas constantes de actividad física en lugares como gimnasios o
centro deportivos, pues bien, esta opción permite que los créditos de
acondicionamiento físico requeridos por la universidad sean cumplimentados con
esa actividad la cual no necesariamente se hace en la universidad.
Nuevas tendencias.
Más allá de los deportes tradicionales, día a día comienzan a generarse nuevas
tendencias relativas al acondicionamiento físico. Hasta hace poco en algunas
universidades no se reconocía zumba o insanity como una rutina deportiva para
los créditos relativos a esto, hoy ya algunas instituciones lo tienen como
parte de su gama de opciones de acondicionamiento físico, otras aún no. La
cuestión de las “materias deportivas” generalmente se restringe a la
infraestructura y personal con que cuenta la institución, pero el esquema
presentado en la tercera opción del apartado anterior permite que cada alumno,
si así lo desea, se haga responsable de su acondicionamiento físico que más
guste, claro, esto con reglas claras como el que el mismo sea realizado como
rutina de manera constante, en un centro establecido y bajo la dirección de
alguien responsable de esos mismos centros.
Priorización del qué.
Este punto, que ya he tocado en otras participaciones relacionadas con los
objetivos de los procesos formativos a nivel superior, hace énfasis en los
fines más que los medios. Las opciones presentadas anteriormente pueden ser
criticadas en cuanto los medios (que si es necesario que las actividades de
acondicionamiento físico sean en la universidad, que si solo las actividades de
acondicionamiento físico que ofrezca la universidad son las válidas y
reconocidas, etc.) pero eso implicaría que el peso está en los medios. Cuando
uno no pierde de vista el fin que se persigue los medios se supeditan a éste, y
si lo que queremos es que el futuro profesionista participe en un proceso de
acondicionamiento físico podemos flexibilizar la manera en que lo llevamos a
ello no solo quitándole presión innecesaria a las universidades sino también
dándole mayor libertad al alumno en la construcción de su proceso de vida.
Cuando no confundimos
los fines con los medios podemos trabajar de una manera más eficiente en la
consecución de nuestros objetivos, esta premisa es válida en los procesos
formativos universitarios y, por consiguiente, en todo aquello que tenga que
ver con el acondicionamiento físico del futuro profesionista.
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/Y0ezufvhiOM
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