Todas las operaciones
de nuestras instituciones de educación superior, al igual que cualquier
actividad en la vida misma, se supedita a una cosa y esa es a la disponibilidad
de recursos que se tengan, de ahí que el proceso para los presupuestos que se
manejan en las universidades se vuelva crucial máxime cuando se trata de
proyectos que excederán el año fiscal de la institución.
Sin querer
generalizar, pero basándome en mi experiencia, las universidades públicas que
conozco manejan presupuestos anuales, lo cual es entendible ya que los recursos
que se les asignan y que vienen de las arcas públicas deben esperar los tiempos
de los congresos locales y federal para la asignación cada año de las partidas
al rubro de educación superior.
Esto ha generado una
dinámica curiosa en las universidades ya que aunque existen muchos proyectos
que exceden en cuanto a su diseño, implementación, evaluación y mejora del año
fiscal de la institución éstos no cuentan con presupuestos multi-anuales.
Quiero explayarme en
este último punto. Un presupuesto no implica necesariamente disponibilidad de
recursos, en el caso de las universidades públicas esto estará supeditado a lo
que se le etiquete vía asignaciones presupuestarias, pero lo que sí puede
hacerse desde el momento mismo en que se presenta un proyecto, sobre todo si
este es multi-anual, es acompañarlo de su respectivo presupuesto para que, en
caso de aprobarse el proyecto en cuestión, se considere en el tiempo la
necesidad que se tendrá de recursos.
Un acercamiento a
esto comenzó hace unos dos ejercicios con la asignación de recursos adicionales
via Programa Integral de Fortalecimiento Institucional (PIFI) del Gobierno
Federal, digo acercamiento por que la multi-anualidad está limitada a dos años
y los presupuestos que se presentan, asignan recursos y se les da seguimiento
solo son los que PIFI mismo aprueba, no los de toda la universidad, así que
¿qué pasa con todos los demás proyectos de la universidad que no entran en este
esquema pero que serán operativizados por la institución y cuya vida será de
varios ejercicios?
La multi-anualidad de
los presupuestos de los proyectos institucionales que exceden el ejercicio
fiscal de la universidad, al menos en cuanto a requerimiento de recursos,
debería ser una práctica habitual en nuestras universidades ya que esto los
habilitaría para determinar la necesidad de recursos a requerir y con ello las
estrategias para hacerse de esos recursos.
Por el contrario,
tener en mente o incluso ya operando proyectos multi-anuales sin los debidos
presupuestos conlleva a ese estira y afloja que cada año todas las aéreas de la
institución tienen que hacer para allegarse de recursos, lo cual no sería
necesario al menos en el caso de los proyectos cuyos presupuestos hubieran ya
sido autorizados de manera multi-anual.
Lo anterior no quiere
decir que esos recursos ya están garantizados así como así ya que el
seguimiento y evaluación que bien puede hacerse mensual, semestral o cuando
menos anualmente decidirá si se continúa con la dinámica de los recursos que
están presupuestados, pero ambas cosas, la planeación y desarrollo del proyecto
y el seguimiento y evaluación, tendrán en el presupuesto multi-anual una base
de la cual partir.
La
operación de nuestras universidades requiere de claridad en lo que se va a
hacer que incluye el cómo, por qué, quienes y dónde se va a hacer, así como en
el cuándo se va a hacer, y esa claridad
debe reflejarse en la congruencia que debe aparejar un proyecto multi-anual que
es el de contar con presupuestos multi-anuales.
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/LiO3LvwJ2co
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