viernes, 2 de febrero de 2018

Máxima habilitación, máxima satisfacción


Las instituciones de educación superior han pasado por una serie de transformaciones, una de las últimas y que por cierto lleva mucho tiempo vigente, derivó en perfiles profesionales que supeditan al egresado a las fuerzas de mercado, pero cada vez más universidades integran en sus procesos de desarrollo la parte humana requerida para sustentar a un profesionista de éxito.

La cuestión de “¿para qué están las universidades?” estaba según esto resuelta con la respuesta de “para formar profesionistas exitosos”, de hecho si uno entra a los programas de estudio de muchas universidades esta visión está aún vigente ¿y qué tiene de malo eso? Pues solamente que disgrega a la persona considerándola un insumo más del mercado y descuida la parte humana que todos tenemos y que incluso representa más de lo que somos.

Ante lo anterior, algunas universidades de una manera tímida inicial, han ido incluyendo en sus programas de estudio materias que buscan rescatar es parte humana donde la manera en que cada uno se ve, se relaciona con los demás e interactúa con el mundo es considerada.

La propuesta que manejo en cuanto a ese “¿por qué están las universidades?” puede resumirse en la frase que encabeza esta disertación: máxima habilitación, máxima satisfacción.

Si se fijan no use el término “máxima formación” ya que éste me parece supeditado a la cuestión profesional, usé deliberadamente el término de “máxima habilitación” con toda la intención de expresar ese compromiso que creo deben tener las universidades para lograr que las habilidades latentes de las personas surjan en toda su expresión.

De la misma forma y para que no quede en una cuestión meramente práctica, técnica o profesional, esta máxima habilitación está condicionada a una máxima satisfacción, y no solo una máxima satisfacción laboral sino completa como personas.

Tal vez alguien cuestione ese compromiso que sugiero deba incorporarse en los quehaceres institucionales señalando que la universidad no está para eso, pero un análisis más profundo nos indica que sí, que sí están para eso; ¿por qué digo esto? Por que de manera incipiente los mismos perfiles profesionales actuales lo requieren. Paso a explicarlo.

Cuando un perfil profesional señala que busca formar profesionistas de éxito o competentes o como quiera llamárseles, necesariamente implica que serán capaces de manejar no solo las ideas sino sus emociones y demás características que los hacen y definen como personas, sino ¿cómo esperamos que tengan ese éxito, se desempeñen de manera competente o como quiera que establezcamos en sus perfiles profesionales?

Así que si la pensamos un poco necesariamente llegaremos a la conclusión que la formación profesional requiere que integremos y desarrollemos la parte humana de cada individuo para poder dotar de las capacidades necesarias que lo lleven a desarrollar todo su potencial.

En la medida que las universidades comiencen a reconocer esto y a integrar cada vez más en sus procesos formativos una visión holística de los individuos, podemos esperar personas, profesionistas, cada vez más completos, más capaces, más competentes pero también más humanos.

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/JqXgRnrYJl4


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