Todo
proceso formativo requiere de comunicación y, como sabemos, la comunicación
conlleva de un emisor, un receptor, lo que se desea comunicar y el canal de
comunicación; si bien los tres primeros aspectos no tienen mucho para dónde
hacerse, éste último, el del canal de comunicación, en la actualidad se
presenta como prácticamente ilimitado dadas las variadas y variantes formas que
existen para ello lo cual obliga al formador a estar a la vanguardia para sacar
el mayor provecho de lo que la tecnología y ¿por qué no? las modas nos ofrecen.
Estoy
por terminar una clase a nivel maestría que he estado dando, dada la
característica del tema así como la naturaleza de los participantes, he llevado
el proceso formativo hacia los canales que les son más habituales a ellos y que
han permitido flexibilizar todas las etapas del mismo: mensajes de texto,
correos, mensajes de voz, enviados a través de plataformas populares, como
Whats app, son la manera en que se ha llevado este proceso. En otras ocasiones
y con otros momentos de formación capacitación con otros grupos de personas un
grupo en facebook ha servido para establecer una dinámica de participación que
a todos les parece más dinámica, más fresca e incluso más familiar.
Esto
me hizo recodar por allá a inicios de la década del 2000 cuando en las
universidades no se había extendido el uso de plataformas tecnológicas para lo
que eran procesos formativos aunados a materias. En ese entonces, viendo la
utilidad de la tecnología, generé espacios en servidores públicos como en aquel
entonces lo era Geocities donde estaba toda la materia junto con los materiales
y los contenidos del curso. Esto no obviaban las clases presenciales ya que en
ese entonces no se había desarrollado la cuestión de la virtualidad, pero sí le
daba al alumno mucho poder (a través de la información) de su proceso
formativo.
Desde
ese entonces han cambiado muchas cosas y las universidades han incorporado
plataformas tecnológicas que faciliten los procesos formativos, que desahoguen
presiones sobre recursos físicos (como espacios físicos para aprendizaje) y que
flexibilicen la educación haciéndola asincrónica. Con todo y ello lo que sí
puedo señalar como una deficiencia es que en muchas ocasiones esas plataformas
son mucho menos dinámicas y frescas que las que la tecnología popular ha
desarrollado.
Si
a esto le aunamos los docentes que no están acostumbrados, como las nuevas
generaciones, al uso de las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación (sobre todo aquellas que son populares entre los jóvenes), podemos
tener un cuadro donde a la educación superior y quienes participamos en ella
nos queda aún mucho por hacer.
Sin
hacer una apología de las plataformas de comunicación populares entre los
jóvenes sí puedo decir por experiencia propia que la incorporación de éstas en
los procesos formativos, facilita grandemente éstos ya que la familiaridad de
los jóvenes en el uso de éstas tecnologías le confiere una ventaja sobre las
formales universitarias: no requieren mayor capacitación por parte del usuario
el cual ya las conoce y su uso no implica una presión adicional sobre el
proceso educativo.
Hay
estudios que presentan como la formalidad de una plataforma tecnológica
formativa obliga a trabajar mayormente la parte analítica y racional del
cerebro, mientras que cuando un joven navega por la red sea en facebook,
youtube, twitter, a su parte analítica se le suma la creativa del cerebro.
Luego entonces si uno es capaz de deslazarse hacia las plataformas populares
está como formador haciendo suya una ventaja más tanto para sí mismo, como para
el proceso y finalmente para el alumno al potencializar las áreas del cerebro
tanto rígidas como las flexibles.
Dice
un dicho que es más fácil calzarse unas zapatillas que pretender alfombrar todo
el mundo, creo que ese dicho puede aplicarse a todos los que participan en los
procesos formativos y que desean que sea el mundo el que se ajuste a sus
plataformas tecnológicas formales y oficiales: es más fácil que sean ellos
quienes aprendan a usar y explotar las nuevas tecnologías populares de la
información y la comunicación a pretender que todo el mundo se ajuste a lo que
ellos conocen y aceptan.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/ZOE7Jpn-e4A
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