viernes, 4 de mayo de 2018

Brecha docente tecnológica



Todo proceso formativo requiere de comunicación y, como sabemos, la comunicación conlleva de un emisor, un receptor, lo que se desea comunicar y el canal de comunicación; si bien los tres primeros aspectos no tienen mucho para dónde hacerse, éste último, el del canal de comunicación, en la actualidad se presenta como prácticamente ilimitado dadas las variadas y variantes formas que existen para ello lo cual obliga al formador a estar a la vanguardia para sacar el mayor provecho de lo que la tecnología y ¿por qué no? las modas nos ofrecen.

Estoy por terminar una clase a nivel maestría que he estado dando, dada la característica del tema así como la naturaleza de los participantes, he llevado el proceso formativo hacia los canales que les son más habituales a ellos y que han permitido flexibilizar todas las etapas del mismo: mensajes de texto, correos, mensajes de voz, enviados a través de plataformas populares, como Whats app, son la manera en que se ha llevado este proceso. En otras ocasiones y con otros momentos de formación capacitación con otros grupos de personas un grupo en facebook ha servido para establecer una dinámica de participación que a todos les parece más dinámica, más fresca e incluso más familiar.

Esto me hizo recodar por allá a inicios de la década del 2000 cuando en las universidades no se había extendido el uso de plataformas tecnológicas para lo que eran procesos formativos aunados a materias. En ese entonces, viendo la utilidad de la tecnología, generé espacios en servidores públicos como en aquel entonces lo era Geocities donde estaba toda la materia junto con los materiales y los contenidos del curso. Esto no obviaban las clases presenciales ya que en ese entonces no se había desarrollado la cuestión de la virtualidad, pero sí le daba al alumno mucho poder (a través de la información) de su proceso formativo.

Desde ese entonces han cambiado muchas cosas y las universidades han incorporado plataformas tecnológicas que faciliten los procesos formativos, que desahoguen presiones sobre recursos físicos (como espacios físicos para aprendizaje) y que flexibilicen la educación haciéndola asincrónica. Con todo y ello lo que sí puedo señalar como una deficiencia es que en muchas ocasiones esas plataformas son mucho menos dinámicas y frescas que las que la tecnología popular ha desarrollado.

Si a esto le aunamos los docentes que no están acostumbrados, como las nuevas generaciones, al uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (sobre todo aquellas que son populares entre los jóvenes), podemos tener un cuadro donde a la educación superior y quienes participamos en ella nos queda aún mucho por hacer.

Sin hacer una apología de las plataformas de comunicación populares entre los jóvenes sí puedo decir por experiencia propia que la incorporación de éstas en los procesos formativos, facilita grandemente éstos ya que la familiaridad de los jóvenes en el uso de éstas tecnologías le confiere una ventaja sobre las formales universitarias: no requieren mayor capacitación por parte del usuario el cual ya las conoce y su uso no implica una presión adicional sobre el proceso educativo.

Hay estudios que presentan como la formalidad de una plataforma tecnológica formativa obliga a trabajar mayormente la parte analítica y racional del cerebro, mientras que cuando un joven navega por la red sea en facebook, youtube, twitter, a su parte analítica se le suma la creativa del cerebro. Luego entonces si uno es capaz de deslazarse hacia las plataformas populares está como formador haciendo suya una ventaja más tanto para sí mismo, como para el proceso y finalmente para el alumno al potencializar las áreas del cerebro tanto rígidas como las flexibles.

Dice un dicho que es más fácil calzarse unas zapatillas que pretender alfombrar todo el mundo, creo que ese dicho puede aplicarse a todos los que participan en los procesos formativos y que desean que sea el mundo el que se ajuste a sus plataformas tecnológicas formales y oficiales: es más fácil que sean ellos quienes aprendan a usar y explotar las nuevas tecnologías populares de la información y la comunicación a pretender que todo el mundo se ajuste a lo que ellos conocen y aceptan.

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/ZOE7Jpn-e4A

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