viernes, 11 de mayo de 2018

Universidades públicas, ¿bibliotecas privadas?



Un discurso muy socorrido por parte de las universidades públicas para justificar su existencia y financiamiento es el papel que desempeñan como agentes activos en la difusión de la ciencia y la cultura, discurso que puede ponerse a prueba en cualquier momento cuando cualquier ciudadano quiera usar los servicios de sus bibliotecas.

-Buen día, quisiera sacar un libro
-Su credencial de alumno por favor
-No tengo. No soy alumno. Soy ciudadano.
-Entonces no le puedo prestar el libro.
-¿Puedo sacar alguna credencial como usuario?
-No, no puede. Las credenciales, requisito para usar nuestros servicios, solo se le dan a los alumnos, a los maestros o al personal de esta institución.

Cualquiera que vaya a la biblioteca de una universidad pública sin ser parte de la institución y quiera sacar un libro lo más probable es que se tope con la situación anterior y se dé el dialogo que se ha presentado, eso incluso aunque sea egresado de la misma casa de estudios.  Esta situación es curiosa ya de por sí pues estamos hablando de inicio de una institución pública que es financiada con los impuestos de todos, pero cuyos servicios, al menos los de sus bibliotecas, no pueden ser utilizados por todos.

Lo curioso de la situación puede seguirnos asombrando cuando vemos que dicha institución tiene todo, absolutamente todo lo necesario para poder proporcionar en el caso de sus bibliotecas, un servicio público y abierto a la comunidad. Y para cerrar el asombro de esta situación curiosa podemos revisar sus estadísticas de consulta para ver cómo es que mucho de lo que tienen en esas instalaciones permanece casi sin movimiento cada año.

¿Qué es lo que pasa? Bueno, esto puede explicarse de una forma muy sencilla si acusamos la falta de visión social que tienen en ocasiones quienes están al frente de las universidades públicas ya que del análisis anterior (universidad pública-instalaciones bibliotecarias-usuario ciudadanía) puede llegarse a la conclusión que la implantación de un sistema que permita al público beneficiarse de los recursos invertidos en esos templos de conocimiento, cultura y sabiduría que son las bibliotecas es algo que está más que a la mano.

Tienen instalaciones, tienen acervo, ese acervo está subutilizado, hay usuarios potenciales que pueden darse de alta mediante algún sistema para efectos de control, ¿qué impide hacer esto? La respuesta obvia es que no hay nada que lo impida, pero para llevarse a cabo se requiere, aparte de visión social, voluntad para hacer las cosas.

¡Ah!, pero que no estén pasando por problemas financieros a causa de recursos no otorgados o a la baja por parte de los fondos públicos que se les destinan por que el discurso de cómo es que la universidad sirve a la comunidad se rescata de nuevo, aunque esa comunidad no pueda beneficiarse de la universidad cuando así lo necesita, como en el caso que estamos comentando.

Las bibliotecas de las universidades públicas deben revestirse también de ese carácter público estableciendo sistemas que permitan a cualquier persona que quiera acceder a lo que ellas ofrecen hacerlo sin mayores problemas y con los beneficios sociales que ello implica y que, se supone, persigue también la universidad.

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en  https://youtu.be/Ywjty4gIPcA

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