viernes, 27 de mayo de 2016

Educación basada en competencias III: El Modelo RCP (Relevancia-Coherencia-Pertinencia)


El reto que enfrentan los actuales sistemas educativos de nivel superior de desarrollar en el alumno una serie de competencias laborales que lo lleven a realizar trabajos de gran capacidad, eficiencia y calidad, a través una combinación adecuada de habilidades, conocimientos, actitudes y valores, ha sido abordado con el enfoque de competencias profesionales. Este enfoque permite el desarrollo de varios modelos que respondan a los que, como, quienes y para que del mismo.

En este orden de ideas, y una vez vistos en los artículos anteriores una aproximación conceptual al enfoque así como la estructura del proceso, en esta última entrega quiero presentarles modelo RCP (Relevancia-Pertinencia- Coherencia) cuyo autor es un servidor el cual está registrado en el Instituto
Nacional de Derechos de Autor y que ha sido galardonado con el Premio Nacional de Contaduría Pública a la investigación en su 17‘ edición 2002-2003 por el
Instituto Mexicano de Contadores Públicos.

El modelo RCP (Relevancia-Coherencia-Pertinencia)

El proceso formativo del profesionista debe contener el enfoque de competencias para que se asegure el desarrollo de la capacidad profesional atemperado por la filosofía humanista que hace de la persona el centro mismo de su vivencia, asimismo debe considerar la forma en que las personas perciben y procesan la información que reciben del mundo. La conjugación efectiva de estos tres aspectos del proceso enseñanza-aprendizaje —objetivos del proceso mediante el enfoque de competencias, relación de los actores participantes mediante la filosofía humanista, y manera de percibir y procesar la información- garantizará un proceso que tienda a desarrollar un nuevo profesionista-persona más acorde a las  características de la era de la información actual y a los requerimientos de la profesión. Bajo riesgo de simplificar demasiado este proceso, puede establecerse que las condiciones que debe reunir son las de relevancia, pertinencia y coherencia.

La característica de relevancia obliga a hacer un análisis concienzudo para determinar qué es lo que se verá; es un hecho que en la actualidad el cúmulo de información es tal que prácticamente es imposible además de impráctico el tratar  de ver, comprender y dominar todo en el restringido tiempo de que se dispone  durante la formación, por lo que relevancia se enfoca en lo que realmente es  importante en función de que genera las bases para el desarrollo subsecuente. La coherencia retoma las características de la realidad contempladas en el concepto  anterior y las concatena de tal manera que el desarrollo del proceso no atomice el  desarrollo de competencias sino que las vaya integrando en un proceso cíclico,  repetitivo y armónico. Por último, por pertinencia se entenderá que el proceso  mismo -procedimientos, metodología y actividades- tenderá a reflejar las  características y condiciones imperantes en la realidad, en el medio laboral-profesional.

Relevancia. El proceso formativo del profesionista. independientemente de que considere las condiciones de pertinencia y coherencia, se enfrenta a un gran reto:  la gran cantidad de información diversa sobre la profesión y el quehacer de la  misma. Es en este punto donde interviene la relevancia. La relevancia tiene que  ver con el qué y cuánto se ha de ver en las asignaturas que conforman el programa formativo del profesionista. A este respecto, puede señalarse que existen dos visiones: una tradicional y otra vanguardista. La tradicional aboga por ver todo en las asignaturas, mientras que la vanguardista se enfoca a aquello que es de mayor importancia para la formación del futuro profesionista.

La primera parte del supuesto que si se vio todo en la asignatura, lógico es que todo debió aprenderse, más la experiencia demuestra que esto no es así y que  para desarrollar una competencia se necesitan conocimientos generalistas y  mucha práctica. La segunda postura parte del supuesto de que si se ven los  fundamentos de un tema y éstos llegan a dominarse por el alumno, éste estará  capacitado para abordar otros temas relacionados o más complejos. Ésta última  postura es la que está más acorde tanto con el enfoque de competencia como con los postulados humanistas. Ahora bien, ¿quién decidirá lo que hay que verse?

Diseño instruccional: todo, poquito o nada. Dos condiciones son las que deben reunirse para que un tema sea incorporado al diseño curricular: que el  conocimiento sea generalista y que éste sea lo más práctico posible. Antes de ver cada característica puede hacerse el siguiente ejercicio. El supuesto es que se tiene la meta de hacer el mejor vehículo que ha existido, en esta etapa se efectúa la lista de lo que un vehículo debe contener sin reparar en los costos. En el siguiente supuesto el presupuesto original asignado para el vehículo ha sido disminuido en un 20%, lógico que de la lista original deberán eliminarse algunos aspectos considerados inicialmente. A continuación, de nuevo el presupuesto es disminuido en un 20%, por lo que la lista de partes para el vehículo de nuevo se ve disminuida. Por último, otro recorte del 20% arroja como resultado un vehículo apenas con lo básico para poder ser reconocido como tal. Este ejercicio, hecho con dedicación, va marcando la pauta a seguir en el diseño instruccional: ir identificando lo más importantes. Curiosamente, a pesar de no ser expertos automotrices, tal parece que es más fácil determinar que debe incluir un vehículo de poco presupuesto que el programa analítico de una materia.

Ahora bien, en el desarrollo instruccional el principal recurso que restringe es el tiempo. En función del tiempo deberá girar la extensión y profundidad de los contenidos temáticos (así como en el caso del vehículo su constitución giraba en función del presupuesto). Todo es importante, sin duda, pero la capacidad del docente debe ser tal que pueda determinar de todo, lo más importante, y de lo más importante, lo básico, y de lo básico lo indispensable, así, el proceso formativo partirá de ver lo indispensable, si hay tiempo seguirá con lo básico, de lo básico pasará a lo más importante y finalmente al resto, pero si no tiene tiempo no sacrificará el todo precisamente por ver todo.

Ahora sí, retomando lo que inicialmente se estableció, los temas que sean incorporados al diseño curricular deberá ser generalista y lo más práctico posible.
Por generalista se referirá que tenga la mayor aplicación en el campo laboral-profesional.

La característica de practicidad es aquella que indica que las competencias desarrolladas son precisamente aquellas que se están demandando en el campo laboral-profesional. Esta característica se complementa con la anterior ya que un conocimiento puede ser de mucha aplicabilidad pero no estar siendo demandado en la actualidad. Para establecer un buen parámetro de la practicidad de los temas, un punto de referencia viene siendo precisamente el campo laboral-profesional. Pueden hacerse por parte de los mismos alumnos, investigaciones de campo donde se trate de descubrir cuáles son los servicios que se están demandando y bajo qué condiciones se están requiriendo. Estas investigaciones, al mismo tiempo que proporcionarán información para ir encauzando el diseño instruccional, le darán la oportunidad a los alumnos de ver por sí mismos los requerimientos existentes en el campo laboral-profesional para que lo tengan en consideración en su proceso formativo.

Complementando la formación: la investigación. Ahora bien, el hecho de no llegar a ver todos los temas en una asignatura como parte del trabajo de clase, no quiere decir que éstos no sean contemplados en el proceso formativo. Para eso está el trabajo externo. En este sentido, una de las mejores propuestas en el campo de las asignaciones escolares es el uso de ensayos. El ensayo, como tal, obliga al alumno a acudir a diferentes fuentes con la finalidad de leer, analizar, sintetizar, criticar, y formar; estas fuentes deben de tratar de ser lo más variadas posibles: libros, revistas, periódicos, internet, inclusive entrevistas.

Dado que el ensayo es una redacción abierta, este se caracteriza porque se apoya en el punto de vista de quien escribe, implica la responsabilidad de exponer las propias ideas y opiniones y respaldarlas con el compromiso de la firma personal.

En el ensayo se exige escribir correctamente las ideas con claridad, sencillez y originalidad; es necesario sustentar la validez de lo que se opina a t1’aves de referencias bibliográficas. Es breve, tiene un carácter didáctico y en él se pueden abordar temas diversos: científicos, filosóficos, políticos, religiosos, literarios, entre otros, la extensión depende del autor o de los requerimientos de quien lo solicite. Vinculación interinstitucional. Otro aspecto a considerar para afinar el aspecto de la relevancia en la información es el de promover la vinculación interinstitucional con la finalidad de promover la investigación e interrelación por parte de los alumnos. Esta vinculación consiste en tomar grupos de materias similares de  diferentes universidades (para lo cual los responsables de las materias deben coordinarse) y conseguir los emails de los alumnos con la finalidad de intercambiárselos entre ellos para que se pongan en contacto. La finalidad de ese contacto sería el encargarles que, con los conocimientos que tienen de la materia anterior tomasen un tema en común que discutirán vía emails y cuyos requisitos podrían ser el que por lo menos haya tres comunicaciones durante el semestre, comunicaciones en las cuales tendrán que hacer uso de sus conocimientos y las referencias que consideren importantes (uno envía el correo hablando de un tema de la materia, el otro contesta y así se inicia un diálogo entre alumnos de diferentes universidades). Al final ambos alumnos deberán entregar como reporte la serie de intercambios de información con una breve introducción y una conclusión personal, es decir, copiar las conversaciones a un documento y darle el formato de un trabajo para entregar cuidando las referencias utilizadas (si las hay). Las ventajas de esta vinculación, entre otras, es que permite ir pensando en la posibilidad de una vinculación más efectiva entre las universidades a la vez que se va generando en los alumnos una capacidad de autoaprendizaje colaborativo.

Coherencia. Una vez que se han establecido las características de la realidad que deben considerarse en los procesos educativos del futuro profesional, es menester que el conocimiento se vaya construyendo de una manera armónica, tratando de integrar todos los conceptos y buscando por que la instrucción no se atomice. A efecto de cuidar la coherencia en la instrucción (lo cual cumple con las características del enfoque de competencias), es menester que se desarrolle tanto una visión holística como una visión armónica del proceso. La visión holística contempla el relacionar lo que se está viendo con otras áreas de la profesión y así como contemplar sus efectos en otros procesos como un todo. La visión holística no implica el ver todo en una asignatura, sino enfocarse hacia el fondo de la misma, pero correlacionar con temas pertinentes para su mejor comprensión.

En cuanto a la visión armónica, ésta incluye que la instrucción no se disgregue sino que se aborde en partes, pero que se vaya integrando como un todo. Los temas no se ven y se dan por visto, el diseño debe ser de tal forma que cada materia contenga los elementos para irse desarrollando integradamente.

El quehacer del profesionista incluye las características de ser cíclico, repetitivo y continuo, son esas características las que deben de incluirse en el proceso formativo del futuro profesionista tanto con la finalidad de que en la mente exista esa coherencia necesaria para comprender procesos, como para que se vaya desarrollando la competencia necesaria para desenvolverse con éxito en el campo laboral.

Hay varias maneras de ir desarrollando un curso en forma coherente, aquí se propondrán tres: la ubicación-contextualización, el seguimiento, y la interrelación. Ubicación-contextualización. La ubicación-contextualización es la característica por la cual la competencia que se busca desarrollar cobra importancia dentro de un sistema integrado. Si bien es cierto que sale sobrando el decir que todas las competencias de todo profesionista tiene un por qué y para qué dentro de los sistemas y procesos, también es un hecho de que el abordaje de estas sin una buena ubicación-contextualización lo único que genera es una capacidad, más no un sentido. La ubicación-contextualización también tiene que ver con ir desarrollando las cosas tal y como son desde el principio.

Seguimiento. El seguimiento es una característica que se encuentra presente en todas las áreas de trabajo del profesionista, ninguna cosa está acabada sino que forma parte de un proceso, ningún resultado es definitivo sino que es provisional al momento en que se presenta; de la misma forma, el desarrollo del proceso enseñanza-aprendizaje debe ser tal que no solo ubique el quehacer del profesionista dentro de un proceso productivo dado, sino que sea capaz de ir integrando los elementos que se van contemplando, en otras palabras, no ver las cosas y darlas por vista, sino irlas concatenando, acumulando, de tal forma que se tengan que seguir practicando y vayan mostrando un panorama más completo cada vez.

El hecho de ver y evaluar algo no implica ni asegura su pleno dominio, la experiencia indica que el dominio y la maestría viene precisamente de la experiencia, ahora bien, la experiencia no es sino un hacer, hacer, y hacer las cosas, un repetir cíclico que puede incorporarse en los programas. Este quehacer cíclico y repetitivo permitirá que cada alumno aprenda a su ritmo, que la mente tenga las experiencias necesarias para validar las conclusiones a las que haya llegado y desarrollar las habilidades profesionales en un ambiente que simule las condiciones laborales reales.

Interrelación. La última característica de la coherencia, la interrelación, tiene que ver con el hecho de ir estableciendo las diferentes conexiones que existen entre los temas de la asignatura; así como con otras áreas y elementos del sistema en el cual están.

De lo que se trata es que no vea a la formación como pulverizada en diferentes asignaturas que no guardan relación sino ir estableciendo relaciones con los diferentes temas de la propia asignatura así como con las demás asignaturas del proceso formativo.

Pertinencia. Una idea, evento, proceso u objeto adquiere pertinencia en la medida que este presenta características que tengan relación con el asumo a trata. En el caso del proceso formativo la pertinencia estará dada por las características de la realidad que sean incorporadas en dicho proceso, tanto en los procedimientos, las metodologías y las actividades. Ahora bien, y siguiendo con la tónica de este tema, es pertinente aclarar que el tratar de que el proceso formativo refleje en gran metida las características de la realidad no significa que tenga que incorporar en el proceso los aspectos negativos de la misma. El docente debe tener la capacidad para partir de cómo son las cosas pero teniendo en cuenta las regulaciones legales y las normatividades profesionales existentes, pero no por ello desarrollar un curso ajeno a las condiciones reales laborales-profesionales.

De la vista nace el amor. Uso de imágenes y documentos. Todas las profesiones son ricas en cuanto a fuentes de información para la realización de su trabajo, desafortunadamente, en ocasiones para facilitar el proceso mismo (sobre todo para el maestro), se recurre a señalamientos acerca de la realidad más que enfrentar al alumno a la realidad misma. Sirva como ejemplo las redacciones de ejercicios con los que se trabaja en clase.

La mayoría de los materiales de que dispone la docencia, así como los que genera el docente mismo, no tienen el enfoque de competencia, ni están pensados en el alumno, se enfocan más bien al proceso (un proceso más simple, sencillo y fácil, aunque irreal) y a las necesidades-gustos del docente. En el ejercicio profesional se enfrenta directamente con hechos y documentos a efecto de realizar su trabajo; más sin embargo, en la docencia, es muy común recurrir a redacciones de los eventos con el fin de facilitar la generación de materiales y el ahorro de tiempo y esfuerzo (sobre todo del docente).

El nuevo enfoque de competencias exige que el docente sea un experto en la materia que imparte y que tenga la capacidad de presentar los procedimientos, la metodología y las actividades como un fiel reflejo de lo que alumno encontrará una vez que ingrese al medio laboral-profesional.

Los retos a los que se enfrentan los actuales sistemas educativos, sobre todo en el nivel superior, son considerables, pero en la medida que éstos sean abordados con creatividad, decisión, congruencia, carácter y compromiso permitirán construir entre todos una sociedad ordenada, armónica y con grandes oportunidades de desarrollo.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/UV7G1GQ0jJA

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viernes, 20 de mayo de 2016

Educación basada en competencias II: La estructura del proceso


La capacidad de desarrollar en el alumno una serie de competencias laborales que lo lleven a realizar trabajos de gran capacidad, eficiencia y calidad, a través de la combinación de adecuada de conocimientos, habilidades, actitudes y valores depende en gran medida de tener claro el marco conceptual, la estructura del proceso, y el modelo a aplicar. Después de haber abordado en el tema anterior una aproximación conceptual, veamos ahora la estructura del proceso.

Niveles de competencias. El modelo de competencias profesionales integrales establece tres niveles, las competencias básicas, las genéricas y las específicas, cuyo rango de generalidad va de lo amplio a lo particular. Las competencias básicas son las capacidades intelectuales indispensables para el aprendizaje de una profesión; en ellas se encuentran las competencias cognitivas, técnicas y metodológicas, muchas de las cuales son adquiridas en los niveles educativos previos (por ejemplo el uso adecuado de los lenguajes oral, escrito y matemático).

Yolanda Argudín Vázquez menciona en su artículo “Educación Basada en
Competencias", que los modelos más consolidados en Australia, Canadá y los
Estados Unidos han propuesto ocho competencias básicas, con las cuales se pueden agrupar diferentes habilidades: (1) de estimación e injerencia (se relacionan y dependen de los conocimientos de la disciplina.), (2) de comunicación (habilidades verbales, habilidades de lectura, habilidades de expresión escrita, y habilidades de computación), (3) de pensamiento crítico (evaluación, análisis, resolución de problemas, toma de decisiones, consulta), (4) de relación (humanismo y ética, cultura, relaciones interdisciplinares, y relaciones interpersonales), (5) de función (administrar, planificar, trato con el personal y uso de recursos, responsabilidad), (6) de liderazgo (colaborar, creatividad, planear), (7) de investigación y para la docencia, y (8) integrar conocimientos.

Por su parte, según J. Jesús Huerta Amezola, lrma Susana Pérez Garcia y Ana
Rosa Castellanos Castellanos en su artículo “Desarrollo curricular por competencias profesionales integrales", las competencias genéricas son la base común de la profesión o se refieren a las situaciones concretas de la práctica profesional que requieren de respuestas complejas, mientras que las competencias específicas son la base particular del ejercicio profesional y están vinculadas a condiciones específicas de ejecución. Entendidos de esta manera, los modelos educativos basados en competencias profesionales implican la revisión de los procedimientos de diseño de los objetivos educativos, de las concepciones pedagógicas que orientan las prácticas centradas en la enseñanza (y con ello, la propia práctica educativa), así como de los criterios y procedimientos para la evaluación.

Conceptos relativos a la formación de competencias. La definición de competencia implica a su vez el conocer la relación que tiene con otros elementos de este enfoque tales como nomas de competencia, función productiva, unidad de competencia, elementos de competencia, y desempeños.

Normas de competencia. Según el Centro lnteramericano de Investigación y
Documentación sobre Formación Profesional (Cinterfor/OIT), las normas son criterios o pautas concretas de actuación que describen lo que una persona debe ser capaz de hacer, la forma en que puede juzgarse si lo ha hecho bien o no, las condiciones bajo las cuales la persona debe mostrar su actitud y las evidencias necesarias para tener la seguridad de que lo que se realizó de manera consistente fue con base en un conocimiento efectivo y no como producto de la casualidad.

Unidad de competencia. La unidad de competencia se define como la función de trabajo integrada por una serie de elementos de competencia y criterios de desempeño asociados los cuales forman una actividad que puede ser aprendida, evaluada y certificada. Las unidades de competencia pueden ser clasificadas en básicas, genéricas y específicas. Las básicas se refieren a los mínimos necesarios para la realización de un trabajo. Las genéricas se refieren a funciones o actividades que sean comunes a un número significativo de áreas de competencia, y las específicas se dan cuando la unidad de competencia laboral está asociada a conocimientos, destrezas y habilidades propias de un campo laboral relativamente estrecho.

Elementos de competencia. Los elementos de competencia son las partes constitutivas de una unidad de competencia que corresponde a la función productiva individualizada, es decir, expresa lo que una persona debe ser capaz de hacer en el trabajo. Los elementos de competencia generalmente se clasifican en teóricos, prácticos y valorativos que corresponden a los conocimientos, las habilidades y las actitudes y valores. Según el Centro lnteramericano de Investigación y Documentación sobre Formación Profesional, los elementos de competencia se redactan como una oración, siguiendo la regla de iniciar con un verbo en infinitivo preferiblemente; a continuación describir el objeto y; finalmente, aunque no es obligatorio en todos los casos, incluir la condición que debe tener la acción sobre el objeto. El elemento de competencia debe completarse acompañándolo de los criterios de desempeño, las evidencias de desempeño, las evidencias de conocimiento y el rango de aplicación.

Por su parte función productiva es el conjunto de actividades laborales que son necesarias para lograr uno o varios objetivos específicos de trabajo con relación al propósito general de un área de competencia o de una organización productiva. La función productiva puede ser general o específica. Una función productiva general es la que define las actividades laborales de una forma amplia; mientras que una función productiva específica es la que define el trabajo concreto a realizar en la función general.

Desempeños. Para el Centro lnteramericano de Investigación y Documentación sobre Formación Profesional, la validación de la consecución de una competencia incluye la valoración del desempeño desarrollado para dominar tal competencia.
Este desempeño viene siendo la conjugación de los conocimientos, habilidades, actitudes y valores necesarios para desempeñar un trabajo eficientemente, de lo anterior se desprende que existen evidencias y criterios que permiten valorar ese desempeño (mencionados anteriormente).

Por último, tal como lo señala A. W. Astin, en su artículo Assessment for
Excellence: The Philosophy and Practice of Assessment and Evaluation in Higher
Education, se entiende por conocimientos a las referencias conceptuales y de causa y efecto necesarias para llegar a comprender un fenómeno y estar en posibilidad de interactuar con él, las habilidades son las destrezas requeridas para hacer algo, las actitudes se refieren a la disposición del sujeto hacia una acción específica, mientras que los valores son principios abstractos y generalizados del comportamiento que provee normas para juzgar algunas acciones y metas específicas hacia las cuales los miembros de un grupo sienten un fuerte compromiso emocional.

Hay que aclarar que se requiere de varias funciones productivas con sus correspondientes elementos de competencia, para poder conjuntar una unidad de competencia, de la misma forma, varias unidades de competencia serán las que finalmente lleguen a conformar la competencia que el profesionista debe ser capaz de presentar.

Construcción de un modelo educativo basado en competencias. Yolanda Argudín, citada anteriormente, señala que la construcción de competencias no puede realizarse de manera aislada, sino que debe hacerse a partir de una educación flexible y permanente, desde una teoría explícita de la cognición, dentro del marco conceptual de la institución, en un entorno cultural, social, político y económico. El desempeño debe planificarse de tal manera que admita que el educando tenga un desarrollo apropiado en las distintas situaciones y pueda adaptarse a las cambiantes formas de organización del trabajo.

Argudín señala que la educación basada en competencias es un enfoque sistemático del conocer y del desarrollo de habilidades; se determina a partir de funciones y tareas precisas. Se describe como un resultado de lo que el alumno está capacitado a desempeñar o producir al finalizar una etapa. La evaluación determina qué específicamente va a desempeñar o construir el estudiante y se basa en la comprobación de que el alumno es capaz de construirlo o desempeñarlo. La educación basada en competencias se refiere a una experiencia práctica, que necesariamente se enlaza a los conocimientos para lograr un fin. La teoría y la experiencia práctica se vinculan, utilizando la primera para aplicar el conocimiento a la construcción o desempeño de algo. La educación basada en competencias se concentra en los conocimientos, las habilidades, las actitudes inherentes a una competencia (actitudes o comportamientos que respondan a la disciplina y a los valores), y la evaluación de los logros mediante una demostración del desempeño o de la elaboración de un producto. Los nuevos paradigmas mundiales exigen la construcción de competencias como una nueva cultura académica, en la que se promueva un liderazgo congruente con la nueva sociedad: de demanda de información tecnológica y del desarrollo de las habilidades que le correspondan, de conocimientos, de conocer las necesidades de la época, de servir e interactuar; así como de nuevas iniciativas, de una reorganización de los programas existentes y de procesos que ayuden a construir competencias, que no sólo respondan a la institución educativa, sino que al mismo tiempo apoyen el desarrollo de la misma sociedad de la información.

De lo cual se desglosa que para elegir el núcleo de competencias básicas que se requiere construir es necesario analizar y responder en forma realista las siguientes preguntas propuestas por Argudin:

1. ¿Cuáles son las competencias básicas, genéricas y específicas necesarias para obtener buenos resultados en la práctica profesional contemporánea? Lo cual se enfoca hacia lo que el profesionista como tal debe saber hacer.
2. ¿Qué indicadores permiten elegir las competencias que se van a construir’? Lo cual hace referencia a las normatividades, leyes, reglamentos o directrices a considerar para evaluar desempeños y resultados.
3. ¿Cuáles son los medios más efectivos para construir estas competencias? Lo cual busca establecer las maneras de lograr el desarrollo de las competencias de acuerdo a los indicadores de evaluación elegidos.
4. ¿Cuáles son los medios más efectivos para comprobar que los alumnos han construido estas competencias? Que se refiere a la etapa de evaluación y se concentra en la validación de los desempeños y los productos.

La docencia y el modelo de educación basada en competencias. La educación basada en competencias es una nueva orientación educativa que pretende dar respuestas a la sociedad de la información. El concepto de competencia, tal y como se entiende en la educación, resulta de las nuevas teorías de cognición y básicamente significa saberes de ejecución. Puesto que todo proceso de conocer se traduce en un saber, entonces es posible decir que son recíprocos competencia y saber: saber pensar, saber desempeñar, saber interpretar, saber actuar en diferentes escenarios, desde sí y para los demás (dentro de un contexto determinado).

Competencia en la educación, es una convergencia de los comportamientos sociales, afectivos y las habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras que permiten llevar a cabo adecuadamente un papel, un desempeño, una actividad o una tarea.

Es así como las competencias se han convertido en el eje de los nuevos modelos de educación y se centran en el desempeño. Ahora se proponen diferentes esquemas con una diversificación de situaciones de aprendizaje y evaluación que permitan al estudiante adoptar un papel activo de manera que pueda ejercer sus conocimientos, habilidades y conductas en situaciones en las que este conjunto de aprendizajes se combinen de distintas formas. Tal como lo señala, Annando Roca
Serrano en “El Desempeño profesional basado en la atención a las competencias laborales; una vía para el desarrollo profesional y humano de los docentes de la
Educación Técnica y Profesional", asumir un enfoque por competencias en la formación profesional exige, una integración de estos componentes para lograr la necesaria flexibilidad laboral que promueve el desempeño alternativo de varias ocupaciones, como tendencia actual en el mundo del trabajo, con estandartes de calificación en aumento, y el cambio más frecuente de lugar de trabajo y uso acelerado de las tecnologías de la información que exigen una mayor abstracción y manejo de instrumentos, técnicas y maquinarias más complejas, y demanda recursos laborales humanos multihábil, polivalente y con un perfil amplio de competencias para contribuir a un mejor desempeño de sus funciones.

Ser competente o mostrar competencia en algo implica una convergencia de los conocimientos, las habilidades, los valores y no la suma de éstos. La convergencia de estos elementos es lo que da sentido, límites y alcances a la competencia. Una vez abordado una aproximación conceptual y ahora la estructura del proceso, en a siguiente y última entrega veremos el modelo RCP (Relevancia-Pertinencia-
Coherencia) cuyo autor es un servidor y que ha sido reconocido a nivel nacional.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

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viernes, 13 de mayo de 2016

Educación basada en competencias I: Una aproximación conceptual


El mundo ha entrado rápidamente en la globalización y la era de la información, esto se ha caracterizado por una verdadera revolución en el uso de la información como fuente de desarrollo.

Los procesos de producción, la organización del trabajo, la provisión de servicios y cada vez más actividades cruciales giran, para su exitosa ejecución, en tomo al manejo de información. Sin duda la mayoría de los que participan en la formación de los futuros profesionistas estarán de acuerdo en que se deben desarrollar en el alumno una serie de competencias laborales que lo lleven a realizar trabajos de gran capacidad, eficiencia y calidad, después de todo, una combinación adecuada de habilidades, conocimientos teóricos y capacidad de aprovechamiento de la tecnología proporciona más valor y mejores resultados al usuario. Alcanzar estas exigencias requiere de transformaciones no sólo en el orden material de los centros escolares, sino en la aplicación de estilos de dirección y el comportamiento profesional de los docentes que apunten a un mejoramiento efectivo de su desempeño profesional para enfrentar el reto por la calidad de la educación.

Es así como el desempeño profesional basado en la atención a las competencias laborales se convierte en una de las principales vías para el desarrollo profesional y humano de los docentes. En esta serie de tres capitulo abordaremos la educación basada en competencias desde tres perspectivas: una aproximación conceptual, la estructura del proceso, y el modelo RCP (Relevancia-Pertinencia-
Coherencia) cuyo autor es un servidor y que ha sido reconocido a nivel nacional.

Esta necesidad de modernizar y reformar el sistema de formación y capacitación surge, como señala la Organización Internacional del Trabajo, en primer lugar, porque se está dando un cambio muy importante en la economía mundial caracterizado por el tránsito desde una economía dominada por la oferta a una economía basada en la demanda; en segundo lugar, porque las transformaciones del mercado exigen a las empresas adoptar modelos de producción flexible que, a su vez, requieren esquemas de organización flexible y abierta que se basan en redes y equipos de trabajo, ya no en la concepción atomística y aislada del puesto de trabajo; y, en tercer lugar, por la constante transformación en el contenido de los puestos de trabajo donde el individuo debe ser capaz de incorporar y aportar, cada vez más, sus conocimientos al proceso de producción y de participar en el análisis y solución de los problemas que obstaculizan el aumento de la calidad y la productividad dentro de la empresa. Pero, ¿qué significa el término competencia?, ¿cómo se desarrolló?, ¿cuántas clases hay?, ¿cómo se construyen?, y ¿cómo se insertan en los procesos formativos?

Siguiendo con la Organización lnternacional del Trabajo, el concepto de competencia engloba no sólo las capacidades requeridas para el ejercicio de una actividad profesional, sino también un conjunto de comportamientos, facultad de análisis, toma de decisiones, transmisión de información, etc., considerados necesarios para el pleno desempeño de la ocupación. Si bien no existe una definición oficial de lo que competencia significa, si hay varios acercamientos que permiten dilucidar elementos comunes en todos ellos a manera de referencia.

Para la Organización lnternacional del Trabajo, competencia puede definirse como la construcción social de aprendizajes significativos y útiles para el desempeño productivo en una situación real de trabajo que se obtiene no sólo a través de la instrucción, sino también -y en gran medida- mediante el aprendizaje por experiencia en situaciones concretas de trabajo. Por su parte Andrew Gonczi y James Atnanasou la conciben como una compleja estructura de atributos necesarios para el desempeño de situaciones específicas, como una compleja combinación de atributos (conocimiento, actitudes, valores y habilidades) y las tareas que se tienen que desempeñar en determinadas situaciones. Mientras que para Boyatzis, competencia es la destreza para demostrar la secuencia de un sistema del comportamiento que funcionalmente está relacionado con el desempeño o con el resultado propuesto para alcanzar una meta, y debe demostrarse en algo observable, algo que una persona dentro del entorno social pueda observar y juzgar. Para nosotros se entenderá por competencia al desempeño eficiente de una actividad que genera un resultado susceptible de ser valorado.

Independientemente de las diferencias semánticas en su construcción, todas las definiciones incluyen los siguientes elementos: La existencia de un proceso mediante el cual se desarrollan los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que generarán una competencia, la implicación en dicho proceso de actores participantes, principalmente, aunque no exclusivamente, el docente y el alumno, el reconocimiento del fin último de la creación de competencias como el de generar productos-resultados susceptibles de valorarse, y por ende, la existencia de parámetros de comparación que puedan establecer el grado de desarrollo y dominio de la competencia.

Padrón Herrera señala en su trabajo Reflexiones sobre la Educación basada en Competencias, que en los últimos años el tema sobre competencias como elemento dinamizador de las actividades que tratan de buscar la capacidad práctica, el saber y las actitudes necesarias para desenvolverse en el trabajo de una ocupación o grupo de ocupaciones en cualquier rama de la actividad económica, ha matizado un número cada vez más creciente de cambios en los sistemas de formación de trabajadores y la utilización de medios, métodos y formas de enseñanza dirigidas a que el aprendiz o trabajador adquiera la capacidad necesaria para el trabajo a través de la interacción de sus conocimientos, habilidades, actitudes y valores.

En Canadá, Estados Unidos de Norteamérica, Inglaterra y Australia, el desarrollo de competencias tiene antecedentes de varias décadas cuando éstas aparecen primeramente relacionadas con los procesos productivos en las empresas, particularmente en el campo tecnológico, en donde el desarrollo del conocimiento ha sido muy acelerado. Posteriormente se presenta la necesidad de capacitar de manera continua al personal, independientemente del título, diploma o experiencia laboral previos. Éste es el contexto en el que nacen las denominadas competencias laborales, concepto que presenta varias definiciones, entre las que sobresale la de IBERFOP-OEI, en el trabajo "Metodología para definir competencias", como la capacidad electiva para llevar a cabo exitosamente una actividad laboral plenamente identificada.

Reino Unido: Las mejoras introducidas, desde los primeros años de la década de los años ochentas, que fueron cristalizadas en reformas educativas hacia mediados de la década, tienden a los siguientes objetivos: (1) crear una fuerza laboral más competitiva en el ámbito internacional, (2) contar con una mano de obra más flexible, (3) dar crédito y apoyo práctico al concepto de formación continua, sin requisitos de ingreso y con métodos de capacitación más flexibles y accesibles, (4) pasar de un sistema de capacitación regido por la oferta a uno que refleje las necesidades del mercado laboral y responda a ellas, y (5) desarrollar un sistema de capacitación caracterizado por la eficiencia y la rentabilidad, que goce de una sólida reputación y del mismo nivel que la formación académica. Para lo cual fue creado el National Council for Vocational Qualifications (NCVQ) en 1986 con la finalidad de reformar el sistema de titulaciones profesionales que existía en
Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte.

Australia: Los primeros antecedentes se encuentran en un documento del Consejo
Australiano de Sindicatos (ACTU), que se pronunció en 1987 a favor de la reforma al sistema de certificación de ese país y, adicionalmente, solicitó llevar a cabo un mayor esfuerzo de capacitación en las empresas. Siguieron luego varios documentos gubernamentales donde se establecían los deseos de alentar la formación basada en la competencia como parte de un conjunto de reformas más amplias para mejorar la cantidad y calidad de la capacitación. En 1990 fue organizada una misión gubernamental que conoció e investigo diversas experiencias de capacitación en el extranjero y declaró en su informe que un enfoque de competencia para la educación y capacitación, basado en las normas dictadas por las empresas, ayudaría a abordar muchos de los problemas de la formación profesional. Posteriormente se publicaron los lineamientos para la implantación del sistema.

México El diagnóstico efectuado a la capacitación, aunado con la clara visión de los cambios que se registraban en el entorno a nivel de las relaciones económicas y en el mercado de trabajo, propició el diseño y formulación del proyecto de
Modernización de la Educación Tecnológica y la Capacitación. Para su ejecución el Gobierno de México instaló el Consejo de Normalización y Certificación de
Competencia Laboral, el 2 de Agosto de 1995. Tal como lo señala Agustín lbarra en “El Sistema Normalizado de Competencia Laboral", el Sistema Normalizado de
Certificación de Competencia Laboral fue propuesto con las siguientes características: (1) Enfocado en la demanda, basado en resultados e integrado por los mismos usuarios; (2) que posibilite en el mediano plazo una mayor coordinación institucional, así como una mayor permeabilidad entre centros de trabajo y oferta de capacitación, (3) que provea al mercado información veraz y oportuna sobre lo que los individuos saben hacer en el ámbito de trabajo y oriente la toma de decisiones de los agentes económicos, (4) que permita contar con programas flexibles, de mayor calidad y pertinentes con las necesidades de la población y de la planta productiva, (5) un sistema con mayor posibilidad de actualización y adaptación, (6) que conciba a la capacitación no como una actividad finita, de corta duración, sino como un proceso de largo plazo que abarque toda la vida productiva del individuo y facilite la acumulación de conocimientos, así como el desarrollo de competencia laboral que amplíe las oportunidades de superación y progreso personal y profesional de los trabajadores.

La educación basada en competencias hasta hace poco había quedado circunscrita a los niveles medios con un enfoque demasiado técnico, en la actualidad esta situación ha cambiado. La Asociación Nacional de  Universidades e Instituciones de Educación Superior, reconoce en su Programa Estratégico de Desarrollo de la Educación Superior, de 1999, que los nuevos requerimientos de formación y calificación para el trabajo empujará a un cambio en la forma de certificación de los conocimientos y habilidades donde el actual esquema de certificación a cargo de las instituciones educativas sería complementado por un esquema de certificación basado en competencias laborales, ya que se esperaba que para el 2010 no bastase el título o grado otorgado por una institución de educación superior sino que estuviera operando un sistema nacional de reconocimiento de la formación y habilitación científica y profesional muy ligado con los campos profesionales y con los sectores productivos de bienes y servicios.

Por último, hay que reconocer que la formación por competencias, inició en estas tres economías centrada en la creación de conocimientos, habilidades y destrezas para la vinculación a un empleo; ahora, además de haber pasado de un concepto inicialista a uno de formación continua, ha ampliado su significado y alcances hacia aspectos como el desarrollo tecnológico y el complejo mundo de las relaciones laborales. Ahora esta formación busca la generación de competencias en los trabajadores no la simple conjunción de habilidades, destrezas y conocimientos. Como señala Fernando Vargas Zúñiga, en “La formación por competencias: Instrumento para incrementar la empleabilidad", la configuración adquirida por las ocupaciones exige a los trabajadores un más amplio rango de capacidades que involucran no solo conocimientos y habilidades sino también la comprensión de lo que están haciendo. Paulatinamente se piden más competencias de contenido social asociadas a la comunicación, capacidad de diálogo, capacidad de negociación, pensamiento asertivo y facilidad para plantear
y resolver problemas.

Lo interesante de abordar una educación basada en competencias es saber identificar los elementos que componen la estructura del proceso y la manera de operativizar de manera práctica el mismo, estos temas los abordaremos en la siguiente segunda y tercera parte.



Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/yl3u22klN_A

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viernes, 6 de mayo de 2016

Calidad del Profesorado


Cuando hablamos de educación superior, sobre todo en el caso de las universidades públicas, es muy común que la planta docente de tiempo completo o de base no se de abasto para el número de grupos y alumnos que atender, siendo una estrategia muy común para subsanar esto el que se invite a maestros quienes prestan sus servicios por horas o por materias. A estos maestros se les conoce como maestros auxiliares, por horas o por asignaturas. La cuestión es ¿cómo garantizar que los mejores elementos de los disponibles sean los que se incorporen como fuerza de trabajo docente auxiliar? Con este artículo estaría cumpliendo mi palabra dada a los estudiantes que me pidieron temas relevantes para ellos pues ya serían tres al hilo tratados: defensoría estudiantil, becas universitarias, y este de calidad del profesorado.

Vamos por partes. En el caso de los profesores de tiempo completo o de base, se tienen dos procesos para garantizar que sean los mejores perfiles quienes ocupen ese puesto, el primero es que la contratación como profesores de tiempo completo se da a través de convocatorias públicas donde los requisitos de calidad y las mismas condiciones hacen que los mejores perfiles sean los seleccionados; el segundo, una vez que ya se es profesor de tiempo completo, es un instrumento diseñado para evaluar y reconocer la calidad de su perfil como docente: el antes Programa de Mejoramiento del Profesorado (PROMEP) ahora Programa para el Desarrollo Profesional Docente (PRODEP). Según la página de la
Subsecretaría de Educación Superior de la Secretaria de Educación Pública, este programa  “se creó a partir del Programa de Desarrollo Educativo 1995-2000, cuyo contenido hizo énfasis en la importancia del profesorado de las instituciones como sustento del esfuerzo educativo y propuso la creación del sistema nacional de formación de personal académico. Por tal motivo, en 1996, la Secretaría de Educación Pública (SEP) constituyó un grupo de trabajo compuesto por representantes de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(CONACYT) para diseñar el entonces PROMEP".

Para que los profesores puedan acceder a este reconocimiento deberán cumplir los siguientes requisitos: 1) Tener nombramiento de tiempo completo (PTC) con
plaza de profesor, docente, investigador o profesor-investigador en el nivel de educación superior; 2) haber obtenido el grado preferente (doctorado) o mínimo, (maestría); 3) demostrar de manera fehaciente sus actividades en:

(a) Docencia: Haber impartido al menos un curso frente a grupo al año, durante los tres años inmediatos anteriores a la fecha de presentar su solicitud ante el PRODEP-SES o durante el tiempo transcurrido desde su primer nombramiento como PTC en la Institución de Educación Superior (IES) o desde la obtención de su último grado, en caso de que este tiempo sea inferior a tres años.

(b) Generación o aplicación innovadora del conocimiento: Haber participado activamente en un proyecto de generación o aplicación innovadora del conocimiento. Esta participación deberá comprobarse con un producto de buena calidad por año en promedio durante los últimos tres años inmediatos anteriores a la fecha de presentar su solicitud ante el PRODEP-SES o durante el tiempo transcurrido desde su primer nombramiento como PTC en la IES o desde la obtención de su último grado (si este tiempo es inferior a tres años). El producto deberá estar publicado en revistas con arbitraje (de preferencia indexadas), libros, capítulos en libros y memorias arbitradas de congresos o haber creado una obra artística o una patente registrada.

(c) Tutoría: Haber participado en el programa institucional de tutorías o haber dirigido al menos una tesis durante el último año inmediato anterior a la fecha de presentar solicitud ante el PRODEP-SES.

d) Gestión académica individual o colegiada, tales como la dirección de seminarios periódicos, organización de eventos académicos, actividades académico- administrativas, participación en comités de evaluación académica durante el último año inmediato anterior a la fecha de presentar su solicitud.

Como puede verse, al menos en el caso de los profesores de tiempo completo hay manera de asegurar que los mejores perfiles lleguen a estar en esta categoría, pero ¿qué hay en el caso del profesor auxiliar?

Como parte de los requisitos de acreditación de los programas educativos, los diferentes organismos acreditadores otorgan importancia al hecho de que existan exámenes de oposición donde los candidatos a evaluar miden sus capacidades y los mejores entran a formar parte de la fuerza docente auxiliar.

Como ya hemos comentado en otras ocasiones, todo sistema es perfectible, y este también lo es, y también como siempre le hacemos en estos artículos, vamos bajando las ideas a cuestiones concretas y aplicables.

Una forma de evitar el amiguismo, el compadrazgo, el favoritismo es a través de la transparencia en los procesos. Siendo director académico diseñe un proceso para esto, proceso que fue propuesto a mi universidad y que está a la espera de que sea operativizado: El sistema MASTER o Maestro Auxiliar Sistema Tecnológico
Estandarizado de Registro. Este sistema se basa en un supuesto muy sencillo: que todos sepan quienes están dando clases y que conozcan la plantilla potencial de maestros auxiliares de donde se pueden obtener los mejores elementos para ello. Todo mundo puede registrarse y todo mundo puede constatar quien está programado como maestro auxiliar y quién no.

La primer pantalla es para acceder al sistema, se pide como en cualquier sistema de manejo de datos electrónico un usuario y una contraseña.

La segunda pantalla son para ciertos generales como el nombre completo, la formación (incluyendo institución educativa donde cursó sus estudios y la cedula correspondiente), así como la experiencia profesional señalando periodo, empresa y funciones.

La última pantalla es para que el candidato a dar clases como profesor auxiliar, seleccione todas las opciones que quiera del plan o planes de estudios y que coincidan con su formación, experiencia e interés. En esta pantalla también se puede subir su currículum en formato extenso por si quien evalúe la idoneidad del candidato quiere verlo.

Y Iisto, se va generando una base de datos que tiene varios fines: (1) que cualquier persona con interés en dar clases pueda registrarse y administrar sus datos a efecto de poder ser considerado para dar clases como maestro auxiliar, (2) que quienes tienen que decidir por maestros para dar clases como auxiliar se les facilite la consulta y la toma de decisiones al obviar el uso de expedientes en físico que generalmente no tienen un mismo formato y poder comparar en un formato estandarizado y actualizado las opciones con que se cuenta, y (3) que cualquier persona pueda acceder y ver de la base de datos quienes están programados para que clases y quiénes no.

Como ya he dicho en otros artículos, “mientras más ojos ven, menos margen para la discrecionalidad hay’. Este sistema haría que quien programe tenga que escoger a los mejores ya que de otra forma ¿cómo justificaría dejar sin programar a alguien más capacitado, con mejor formación o mayor experiencia?

De la misma forma el sistema promueve la mejora continua pues no hay garantía de que cada ciclo escolar las personas que han sido elegidas sean las mismas pues eso dependerá de su actualización docente y profesional. Es así como cualquier otro candidato que se desarrolle más que otro puede competir para la programación de clases y quedar.

Si bien no hay sistema perfecto, la estandarización, sistematización y
transparentación de procesos permite una mejora continua de los mismos, y en el caso particular del que hablamos, una garantía de que los mejores elementos se incorporen a la fuerza docente auxiliar en las universidades.



Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/jQwNsFMk63g

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