La
capacidad de desarrollar en el alumno una serie de competencias laborales que
lo lleven a realizar trabajos de gran capacidad, eficiencia y calidad, a través
de la combinación de adecuada de conocimientos, habilidades, actitudes y
valores depende en gran medida de tener claro el marco conceptual, la
estructura del proceso, y el modelo a aplicar. Después de haber abordado en el
tema anterior una aproximación conceptual, veamos ahora la estructura del
proceso.
Niveles
de competencias. El modelo de competencias profesionales integrales establece
tres niveles, las competencias básicas, las genéricas y las específicas, cuyo
rango de generalidad va de lo amplio a lo particular. Las competencias básicas
son las capacidades intelectuales indispensables para el aprendizaje de una
profesión; en ellas se encuentran las competencias cognitivas, técnicas y metodológicas,
muchas de las cuales son adquiridas en los niveles educativos previos (por
ejemplo el uso adecuado de los lenguajes oral, escrito y matemático).
Yolanda
Argudín Vázquez menciona en su artículo “Educación Basada en
Competencias",
que los modelos más consolidados en Australia, Canadá y los
Estados
Unidos han propuesto ocho competencias básicas, con las cuales se pueden
agrupar diferentes habilidades: (1) de estimación e injerencia (se relacionan y
dependen de los conocimientos de la disciplina.), (2) de comunicación (habilidades
verbales, habilidades de lectura, habilidades de expresión escrita, y habilidades
de computación), (3) de pensamiento crítico (evaluación, análisis, resolución
de problemas, toma de decisiones, consulta), (4) de relación (humanismo y
ética, cultura, relaciones interdisciplinares, y relaciones interpersonales),
(5) de función (administrar, planificar, trato con el personal y uso de
recursos, responsabilidad), (6) de liderazgo (colaborar, creatividad, planear),
(7) de investigación y para la docencia, y (8) integrar conocimientos.
Por
su parte, según J. Jesús Huerta Amezola, lrma Susana Pérez Garcia y Ana
Rosa
Castellanos Castellanos en su artículo “Desarrollo curricular por competencias
profesionales integrales", las competencias genéricas son la base común de
la profesión o se refieren a las situaciones concretas de la práctica profesional
que requieren de respuestas complejas, mientras que las competencias
específicas son la base particular del ejercicio profesional y están vinculadas
a condiciones específicas de ejecución. Entendidos de esta manera, los modelos
educativos basados en competencias profesionales implican la revisión de los
procedimientos de diseño de los objetivos educativos, de las concepciones
pedagógicas que orientan las prácticas centradas en la enseñanza (y con ello,
la propia práctica educativa), así como de los criterios y procedimientos para
la evaluación.
Conceptos
relativos a la formación de competencias. La definición de competencia implica
a su vez el conocer la relación que tiene con otros elementos de este enfoque
tales como nomas de competencia, función productiva, unidad de competencia,
elementos de competencia, y desempeños.
Normas
de competencia. Según el Centro lnteramericano de Investigación y
Documentación
sobre Formación Profesional (Cinterfor/OIT), las normas son criterios o pautas
concretas de actuación que describen lo que una persona debe ser capaz de
hacer, la forma en que puede juzgarse si lo ha hecho bien o no, las condiciones
bajo las cuales la persona debe mostrar su actitud y las evidencias necesarias
para tener la seguridad de que lo que se realizó de manera consistente fue con
base en un conocimiento efectivo y no como producto de la casualidad.
Unidad
de competencia. La unidad de competencia se define como la función de trabajo
integrada por una serie de elementos de competencia y criterios de desempeño
asociados los cuales forman una actividad que puede ser aprendida, evaluada y
certificada. Las unidades de competencia pueden ser clasificadas en básicas,
genéricas y específicas. Las básicas se refieren a los mínimos necesarios para
la realización de un trabajo. Las genéricas se refieren a funciones o actividades
que sean comunes a un número significativo de áreas de competencia, y las
específicas se dan cuando la unidad de competencia laboral está asociada a
conocimientos, destrezas y habilidades propias de un campo laboral
relativamente estrecho.
Elementos
de competencia. Los elementos de competencia son las partes constitutivas de
una unidad de competencia que corresponde a la función productiva
individualizada, es decir, expresa lo que una persona debe ser capaz de hacer
en el trabajo. Los elementos de competencia generalmente se clasifican en
teóricos, prácticos y valorativos que corresponden a los conocimientos, las habilidades
y las actitudes y valores. Según el Centro lnteramericano de Investigación y
Documentación sobre Formación Profesional, los elementos de competencia se
redactan como una oración, siguiendo la regla de iniciar con un verbo en
infinitivo preferiblemente; a continuación describir el objeto y; finalmente, aunque
no es obligatorio en todos los casos, incluir la condición que debe tener la acción
sobre el objeto. El elemento de competencia debe completarse acompañándolo de
los criterios de desempeño, las evidencias de desempeño, las evidencias de
conocimiento y el rango de aplicación.
Por
su parte función productiva es el conjunto de actividades laborales que son necesarias
para lograr uno o varios objetivos específicos de trabajo con relación al propósito
general de un área de competencia o de una organización productiva. La función
productiva puede ser general o específica. Una función productiva general es la
que define las actividades laborales de una forma amplia; mientras que una función
productiva específica es la que define el trabajo concreto a realizar en la función
general.
Desempeños.
Para el Centro lnteramericano de Investigación y Documentación sobre Formación
Profesional, la validación de la consecución de una competencia incluye la
valoración del desempeño desarrollado para dominar tal competencia.
Este
desempeño viene siendo la conjugación de los conocimientos, habilidades, actitudes
y valores necesarios para desempeñar un trabajo eficientemente, de lo anterior
se desprende que existen evidencias y criterios que permiten valorar ese desempeño
(mencionados anteriormente).
Por
último, tal como lo señala A. W. Astin, en su artículo Assessment for
Excellence: The Philosophy and
Practice of Assessment and Evaluation in Higher
Education,
se entiende por conocimientos a las referencias conceptuales y de causa y
efecto necesarias para llegar a comprender un fenómeno y estar en posibilidad
de interactuar con él, las habilidades son las destrezas requeridas para hacer
algo, las actitudes se refieren a la disposición del sujeto hacia una acción específica,
mientras que los valores son principios abstractos y generalizados del comportamiento
que provee normas para juzgar algunas acciones y metas específicas hacia las
cuales los miembros de un grupo sienten un fuerte compromiso emocional.
Hay
que aclarar que se requiere de varias funciones productivas con sus correspondientes
elementos de competencia, para poder conjuntar una unidad de competencia, de la
misma forma, varias unidades de competencia serán las que finalmente lleguen a
conformar la competencia que el profesionista debe ser capaz de presentar.
Construcción
de un modelo educativo basado en competencias. Yolanda Argudín, citada
anteriormente, señala que la construcción de competencias no puede realizarse
de manera aislada, sino que debe hacerse a partir de una educación flexible y
permanente, desde una teoría explícita de la cognición, dentro del marco conceptual
de la institución, en un entorno cultural, social, político y económico. El desempeño
debe planificarse de tal manera que admita que el educando tenga un desarrollo
apropiado en las distintas situaciones y pueda adaptarse a las cambiantes
formas de organización del trabajo.
Argudín
señala que la educación basada en competencias es un enfoque sistemático del
conocer y del desarrollo de habilidades; se determina a partir de funciones y
tareas precisas. Se describe como un resultado de lo que el alumno está
capacitado a desempeñar o producir al finalizar una etapa. La evaluación determina
qué específicamente va a desempeñar o construir el estudiante y se basa en la
comprobación de que el alumno es capaz de construirlo o desempeñarlo. La
educación basada en competencias se refiere a una experiencia práctica, que
necesariamente se enlaza a los conocimientos para lograr un fin. La teoría y la
experiencia práctica se vinculan, utilizando la primera para aplicar el
conocimiento a la construcción o desempeño de algo. La educación basada en
competencias se concentra en los conocimientos, las habilidades, las actitudes
inherentes a una competencia (actitudes o comportamientos que respondan a la
disciplina y a los valores), y la evaluación de los logros mediante una
demostración del desempeño o de la elaboración de un producto. Los nuevos paradigmas
mundiales exigen la construcción de competencias como una nueva cultura
académica, en la que se promueva un liderazgo congruente con la nueva sociedad:
de demanda de información tecnológica y del desarrollo de las habilidades que
le correspondan, de conocimientos, de conocer las necesidades de la época, de
servir e interactuar; así como de nuevas iniciativas, de una reorganización de
los programas existentes y de procesos que ayuden a construir competencias, que
no sólo respondan a la institución educativa, sino que al mismo tiempo apoyen
el desarrollo de la misma sociedad de la información.
De
lo cual se desglosa que para elegir el núcleo de competencias básicas que se requiere
construir es necesario analizar y responder en forma realista las siguientes
preguntas propuestas por Argudin:
1.
¿Cuáles son las competencias básicas, genéricas y específicas necesarias para obtener
buenos resultados en la práctica profesional contemporánea? Lo cual se enfoca
hacia lo que el profesionista como tal debe saber hacer.
2.
¿Qué indicadores permiten elegir las competencias que se van a construir’? Lo cual
hace referencia a las normatividades, leyes, reglamentos o directrices a considerar
para evaluar desempeños y resultados.
3.
¿Cuáles son los medios más efectivos para construir estas competencias? Lo cual
busca establecer las maneras de lograr el desarrollo de las competencias de acuerdo
a los indicadores de evaluación elegidos.
4.
¿Cuáles son los medios más efectivos para comprobar que los alumnos han construido
estas competencias? Que se refiere a la etapa de evaluación y se concentra en
la validación de los desempeños y los productos.
La
docencia y el modelo de educación basada en competencias. La educación basada
en competencias es una nueva orientación educativa que pretende dar respuestas
a la sociedad de la información. El concepto de competencia, tal y como se
entiende en la educación, resulta de las nuevas teorías de cognición y básicamente
significa saberes de ejecución. Puesto que todo proceso de conocer se traduce
en un saber, entonces es posible decir que son recíprocos competencia y saber:
saber pensar, saber desempeñar, saber interpretar, saber actuar en diferentes
escenarios, desde sí y para los demás (dentro de un contexto determinado).
Competencia
en la educación, es una convergencia de los comportamientos sociales, afectivos
y las habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras que
permiten llevar a cabo adecuadamente un papel, un desempeño, una actividad o
una tarea.
Es
así como las competencias se han convertido en el eje de los nuevos modelos de
educación y se centran en el desempeño. Ahora se proponen diferentes esquemas
con una diversificación de situaciones de aprendizaje y evaluación que permitan
al estudiante adoptar un papel activo de manera que pueda ejercer sus conocimientos,
habilidades y conductas en situaciones en las que este conjunto de aprendizajes
se combinen de distintas formas. Tal como lo señala, Annando Roca
Serrano
en “El Desempeño profesional basado en la atención a las competencias laborales;
una vía para el desarrollo profesional y humano de los docentes de la
Educación
Técnica y Profesional", asumir un enfoque por competencias en la formación
profesional exige, una integración de estos componentes para lograr la necesaria
flexibilidad laboral que promueve el desempeño alternativo de varias ocupaciones,
como tendencia actual en el mundo del trabajo, con estandartes de calificación
en aumento, y el cambio más frecuente de lugar de trabajo y uso acelerado de
las tecnologías de la información que exigen una mayor abstracción y manejo de
instrumentos, técnicas y maquinarias más complejas, y demanda recursos
laborales humanos multihábil, polivalente y con un perfil amplio de competencias
para contribuir a un mejor desempeño de sus funciones.
Ser
competente o mostrar competencia en algo implica una convergencia de los conocimientos,
las habilidades, los valores y no la suma de éstos. La convergencia de estos
elementos es lo que da sentido, límites y alcances a la competencia. Una vez
abordado una aproximación conceptual y ahora la estructura del proceso, en a
siguiente y última entrega veremos el modelo RCP (Relevancia-Pertinencia-
Coherencia)
cuyo autor es un servidor y que ha sido reconocido a nivel nacional.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
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