Quienes
buscan colaborar con la sociedad para mejorarla, necesaria y forzosamente deben
demostrar y evidenciar cualidades éticas y profesionales que nos permitan
confiar en sus capacidades y compromisos. Si esto es aplicable a cualquier
persona o entidad con mayor razón lo es para las universidades y quienes están
al frente, ya que a ellos les confiamos la creación de un futuro a través de la
formación integral de nuestros profesionistas. Pero, ¿cómo garantizar que
quienes están al frente de las instituciones educativas tengan un comportamiento
al nivel de los compromisos contraídos?, una respuesta a esto está en la
gestión de fianzas para sus funcionarios.
Una
universidad no puede ser definida por la magnitud de los bienes que posee, el tamaño
de los recursos que administra o las características de los programas que oferta
sino que necesariamente deberá hacer referencia al carácter de la gente que la
compone, al compromiso con los valores que profesa y a la congruencia constante.
El
valor de los modelos universitarios sustentados en el trabajo, el servicio y la
calidad tienen su referente en los valores de honestidad, solidaridad y justicia.
Ya que solo un trabajo honesto es productivo, solo un servicio solidario es
fructífero, y solo una calidad que exceda lo esperado es justa.
Las
Universidades no solo forman profesionistas o generan soluciones o divulgan cultura,
sino que van más allá dándole, a quienes en ellas buscan una respuesta, los
conocimientos, las habilidades, las actitudes y los valores para remontar sus destinos,
para lograr sus sueños, y para forjar por si mismos su propio futuro. En otras
palabras siembran semillas de esperanza, aliento y determinación que germinarán
mucho después y cuyos frutos permanecerán incluso una vez quienes participan en
ello se hayan ido.
Por
lo anterior no es lógico, ni congruente, ni siquiera moralmente aceptable, pretender
liderar a la sociedad para crear así un mejor futuro, cuando no se es capaz de
pensar, de decir, pero sobre todo de vivir congruente y constantemente estos
valores; después de todo si bien nuestros pensamientos nos guían y nuestros
dichos nos comprometen, son nuestras acciones las que nos definen.
Pero
en muchas ocasiones el desempeño de quienes están al frente de nuestras
Universidades
deja mucho que desear. Año 2006. Una noticia recorrió los titulares de
Veracruz, “UV pierde demanda millonaria", la noticia, aclaraba más el
punto: “La máxima casa de estudios de la entidad, la Universidad Veracruzana,
perdió el juicio que llevaba contra la compañía Rodriguez Pasquel Asociados, la
cual le arrendaba el equipo de cómputo y al rescindir un contrato de manera
irregular ésta demando. El día de ayer, el gobernador del Estado, Fidel Herrera
Beltrán, dio a conocer esta noticia, con lo cual la UV se ve obligada a pagar
una multa por el orden de los 70 millones de pesos. Debido a esto, la máxima
casa de estudios se amparó para no pagar esta cantidad. El mandatario declaro
que va a ejercer toda la facultad a su alcance de negociación para llegar a un
acuerdo justo que no sea abusivo ni excesivo, las autoridades han sentenciado y
corresponde a los justiciables que son todos, atender el fallo del poder
judicial. El mandatario veracruzano recordó que uno de sus objetivos es cuidar
los recursos del estado, por lo que buscará un acuerdo con los empresarios para
que permitan pagar una cantidad justa.
Finalizo
diciendo que tratará de mediar y lograr una solución factible para todos en este
conflicto". Año 2011. En otra ocasión, hablando con un alto funcionario de
una Universidad que había sido afectada en su patrimonio por sus malas decisiones
administrativas, me decía cínicamente “lo mejor de crear ecosistemas de
innovación es hacerlo con dinero ajeno’. Otro más en una ocasión de una rescisión
laboral a todas luces no procedente me comentaba “total, si se pierde el juicio
quién pagará será la Universidad, no yo, así que no tengo nada que perder".
Ejemplos
como estos que muestran el bajo nivel no solo ético y moral sino también
profesional podemos encontrar en nuestras Universidades, y el problema es
bastante sencillo: la gente a cargo de la administración institucional puede tomar
las decisiones que desee ya que los errores de las mismas los tendrá que absorber
la institución.
Pero,
¿por qué una universidad debe pagar con su patrimonio las malas y en ocasiones
dolosas actuaciones de sus funcionarios? Y lo que es más importante ¿qué se
puede hacer ante esto? Si el problema es sencillo, la solución lo es más: afianzar
a los funcionarios en las universidades.
Una
fianza, según grupoafianzador.com.mx, “es un contrato a través del cual una
Afianzadora
(Fiador) se obliga a cumplir ante el beneficiario (Acreedor) del contrato, las
obligaciones contraídas por el fiado (Deudor) en caso de que este no lo
hiciere".
Según
la misma página los actores que intervienen en ese proceso son los siguientes:
-
Fiado: Persona física o moral que es el obligado principal en la operación; solicitante
de la fianza (no siempre), por quien se obliga la afianzadora a cumplir si este
no lo hace.
-
Acreedor o beneficiario: Persona física o moral ante quien se obliga el fiado y
la afianzadora. Es quien exige el cumplimiento de las obligaciones contratadas
con el fiado y en caso de incumplimiento reclama al fiador.
-
Fiador: Empresa afianzadora autorizada por la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público
quien se obliga a cumplir ante el beneficiario, por el fiado, si este no lo hace.
-Obligado(s)
solidario(s): Persona física o moral que firma en el contrato de la fianza,
comprometiéndose junto con el fiado, para reintegrar a la afianzadora lo que se
pague en caso de reclamación por incumplimiento. Se considera como garantía que
ofrece el fiado para el respaldo de la operación.
-
Agente de fianzas: Intermediario que asiste al fiado o al beneficiario ante la afianzadora
para la contratación y conservación de las fianzas.
¿Pueden
verse los alcances de afianzar a los funcionarios de las Universidades?
La
Universidad contrata una fianza donde, en caso de dolo, negligencia o mala fe por
parte del funcionario, si hubiese algún daño patrimonial a la Universidad, la fianza
entra en escena para resarcirle a la Institución dicho daño, posteriormente la
empresa afianzadora se va contra el funcionario para nacer valer la garantía que
este tuvo que poner como parte del contrato, así el mal funcionario paga de su propio
bolsillo las afectaciones al patrimonio institucional que resulte de sus malos manejos.
En
muchas empresas las fianzas a sus funcionarios son cosa común ya que permite
responsabilizarlos de los efectos de sus acciones, solo que en las universidades
no es una práctica extendida. La aplicación de las fianzas a sus funcionarios permitirá
(1) comprometerlos con un servicio profesional y no solo eso sino también ético
mientras estén en el puesto; (2) hacerlos que en todo momento antepongan los
intereses de la institución por encima de sus intereses personales o de grupo;
y (3) proteger a la institución de afectaciones patrimoniales ya que la fianza subsanaría al menos económicamente los
efectos perniciosos de las malas actuaciones de las autoridades afianzadas.
Las
Instituciones de Educación Superior son vistas en todo el mundo como instancias
no solo del saber y el conocimiento sino como centros que habilitan a las
personas con las herramientas intelectuales y éticas para un desempeño de éxito
en la vida, en la medida que quienes están al frente de estas instituciones demuestren
la capacidad, congruencia, valor, y compromiso moral y profesional se podrá
confiar en la capacidad de las mismas para crear juntos una mejor sociedad para
todos.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
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