Todo trabajo a
desarrollar, por más sencillo o complicado que sea, implica un nivel de
desempeño esperado, desempeño que en contraprestación obliga a pagar por él,
esto incluye el desempeño esperado de los funcionarios universitarios los
cuales prácticamente no tienen tiempo que perder –y hacer perder a la
institución- mientras recorren la curva del aprendizaje.
El término curva del
aprendizaje se utiliza para definir ese tiempo que pasa entre el momento en que
alguien adquiere una responsabilidad y hasta el momento en que desarrolla al
100% la habilidad requerida para desempeñarla, esta curva del aprendizaje puede
ser corta o larga en función tanto de la experiencia, las capacidades y la instrucción
de quien adquiere la responsabilidad.
En toda empresa, una
curva del aprendizaje larga se da siempre en demérito de la misma organización,
¿por qué? pues porque simple y sencillamente un desempeño que no esté al 100%
la obliga a ir más despacio, con mayores errores o con menos eficacia en sus
procesos, lo cual la afecta en sus objetivos organizacionales.
Pero en el caso de
una universidad, sobre todo de una universidad pública, no existe una presión
tal que obligue a que esa curva del aprendizaje sea corta o casi nula, ¿por
qué? pues porque la universidad pública tiene garantizado un presupuesto el
cual está en función de sus alumnos, no tanto del desempeño de sus
funcionarios.
Así podemos estar
frente a una situación donde las nuevas autoridades de cualquier universidad
privilegien no la capacidad, sino el amiguismo o compadrazgo en la promoción de
los puestos de niveles superiores, después de todo “ya tendrán tiempo para
aprender”.
Una empresa donde a
quien asignan una responsabilidad “no dé el ancho” inmediatamente toma la
decisión de remover a tal persona de su puesto, una universidad no. Pueden
pasar meses, años, incluso todo el período de la administración, sin que los
funcionarios “den color” pues siguen en la curva del aprendizaje, todo esto sin
que pase nada pues el dinero sigue fluyendo vía presupuesto asignado.
A cualquier
funcionario universitario que pusiera como excusa a su incapacidad o falta de
resultados el estar precisamente en la curva del aprendizaje yo le preguntaría
¿y también proporcionalmente estás en la curva de cobrar tu sueldo? Es decir,
tal vez el funcionario aún no llegue al 100% requerido para el desempeño de su
puesto pero ¿si está cobrando desde un inicio el 100% de su sueldo?
Que conste que no
estoy señalando que alguien que llegue a un puesto debe estar al 100% desde el
primero día, como mencioné eso depende de experiencia, capacidad e instrucción,
pero sí señalo que las administraciones deben poner especial cuidado en la
selección de sus cuadros superiores considerando precisamente esos factores
para que suban los más capaces y por ende los que ocupen menos tiempo en la
curva del aprendizaje.
Esta arenga se motiva
más en cuestiones de ética, honestidad y honorabilidad ya que, como mencioné, a
diferencia de una empresa, la universidad no tiene factores apremiantes que la
lleven a actuar con compromiso en la promoción y asignación de puestos de
niveles superiores.
En la medida que una
universidad entienda que quienes suben deben ser los más capaces, con mayor
experiencia, con mayor entendimiento y mayor compromiso, la famosa curva del
aprendizaje requerida para desempeñar con eficiencia y eficacia sus
responsabilidades será menos pronunciada, después de todo no se vale, y repito:
no se vale, el llegar con la idea vendida que se sabe cómo hacer las cosas para
luego salir que los esperemos un momento porque no saben hacerlas.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
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