viernes, 17 de noviembre de 2017

Generalización en las discusiones: fórmula infalible para mostrar carácter, congruencia y compromiso


Generalización en las discusiones: fórmula infalible para mostrar carácter, congruencia y compromiso

Es un hecho que algo que nos caracteriza como seres humanos es que tenemos a nuestro alcance la discusión de los problemas para llegar a la solución de los mismos, discusión que por lo acalorado de ciertos temas puede volverse candente, pero que si aplicamos la fórmula de generalizar las ideas subyacentes en los temas la discusión no solo se vuelve más fluida sino que los participantes demuestran de que están hechos.

En varias ocasiones he puesto a consideración de quien lee esto, diversos temas relativos a la gestión universitaria, temas que tocan lo mismo la parte académica que la parte administrativa y que tienen que ver de igual forma con alumnos y con la sociedad en general. De la misma forma, en más de una ocasión, he tenido la oportunidad de intercambiar ideas (no discutir, sino intercambiar ideas), con lectores que piensan de otra forma.

Hago aquí un paréntesis para agradecer a esos lectores que con su desacuerdo en algunas de las ideas expuestas me dan la valiosa oportunidad de reconsiderarla y ver desde otra perspectiva el tema que se discute. Soy un convencido de que donde dos piensan igual, uno sale sobrando; y que de la misma forma las diversas posturas sobre un tema enriquece la discusión del mismo.

Cerrado ese paréntesis continúo. Comentaba el intercambio de ideas que he sostenido con lectores cuya visión del punto tratado difiere de la de un servidor. En ese intercambio de ideas he aplicado una regla que he aprendido en mi andar por la universidad. Ese caminar que me ha llevado a diferentes niveles universitarios y me ha permitido entrar en discusión de temas en diversas mesas, me ha dado una fórmula muy básica que me permite darle fluidez a una discusión (incluso destrabarla cuando ha llegado a un impasse) y no solo eso, sino que me ha permitido ver de qué están hechos quienes participan en dicho intercambio de ideas: generalización en las discusiones.

Cuando alguien habla de un punto en específico, aparte que la cuestión visceral está a flor de piel pues generalmente se trata de puntos donde el sustentante tiene filias o fobias, se presenta el fenómeno de perder la perspectiva del trasfondo del asunto que se esté tratando. Ambos problemas mencionados se superan cuando la discusión deja el plano de la especificidad (al menos en un principio) para ponerse de acuerdo en la generalidad del tema analizado.

Vamos ejemplificando esto. En una ocasión como funcionario universitario comencé varios procesos para la rendición de cuentas, procesos que iban desde refrendos hasta presentar a quienes integraban mi área el avance detallado del ejercicio presupuestal. Estos procesos se me señalaban por otros funcionarios que no les parecían y con los cuales en ocasiones discutí más de uno. Pero en vez de hablar en lo específico de tal o cual punto me iba a la generalidad: “dime, como funcionarios ¿estamos obligados a actuar bien o a actuar mal?, ¿los recursos que manejamos son nuestros o de la institución?, ¿si actuamos bien nos debemos de ocultar?” y así por el estilo. Obvio que las respuestas eran más que evidentes, evidentes no solo en el sentido en el cuál debían salir sino también evidentes pues evidenciaban que detrás del argumento esgrimido en contra lo único que había eran intenciones personales de un actuar discrecional.

Cualquier discusión en nuestras instituciones de educación superior (y de hecho en cualquier momento de nuestra vida) pueden comenzar con generalizaciones tales como ¿la transparencia es buena?, ¿la rendición de cuentas es buena?, ¿la inclusión es buena?, ¿la cordialidad es buena?, ¿el consenso es bueno?, ¿el compromiso es bueno?, y de ahí en función de las respuestas puede uno irse acercando poco a poco a la particularidad del tema en específico que se está tratando, de otra forma ese intercambio de ideas puede llegar a convertirse en una lucha encarnizada no por tener la razón sino por imponer una visión sobre el punto tratado.

La generalización de las discusiones nos permite tener una perspectiva más amplia del trasfondo del tema que se está tratando, de la misma forma nos faculta para desprendernos un poco de la cuestión emocional aunada a toda discusión pero más importante aún es que nos permite ver de qué están hechas las personas que intervienen en esa dinámica y concluir de manera correcta sobre cada tema tratado.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/CVyXXMSEIZA

También puede descargarse gratis el libro " Liderazgo Emprendedor 5", desde www.rocefi.com.mx  (Menú “Libros” Sección “e-book gratis”)


No hay comentarios:

Publicar un comentario