Generalización en las
discusiones: fórmula infalible para mostrar carácter, congruencia y compromiso
Es un
hecho que algo que nos caracteriza como seres humanos es que tenemos a nuestro
alcance la discusión de los problemas para llegar a la solución de los mismos,
discusión que por lo acalorado de ciertos temas puede volverse candente, pero
que si aplicamos la fórmula de generalizar las ideas subyacentes en los temas
la discusión no solo se vuelve más fluida sino que los participantes demuestran
de que están hechos.
En
varias ocasiones he puesto a consideración de quien lee esto, diversos temas
relativos a la gestión universitaria, temas que tocan lo mismo la parte
académica que la parte administrativa y que tienen que ver de igual forma con
alumnos y con la sociedad en general. De la misma forma, en más de una ocasión,
he tenido la oportunidad de intercambiar ideas (no discutir, sino intercambiar
ideas), con lectores que piensan de otra forma.
Hago
aquí un paréntesis para agradecer a esos lectores que con su desacuerdo en
algunas de las ideas expuestas me dan la valiosa oportunidad de reconsiderarla
y ver desde otra perspectiva el tema que se discute. Soy un convencido de que
donde dos piensan igual, uno sale sobrando; y que de la misma forma las
diversas posturas sobre un tema enriquece la discusión del mismo.
Cerrado
ese paréntesis continúo. Comentaba el intercambio de ideas que he sostenido con
lectores cuya visión del punto tratado difiere de la de un servidor. En ese
intercambio de ideas he aplicado una regla que he aprendido en mi andar por la
universidad. Ese caminar que me ha llevado a diferentes niveles universitarios
y me ha permitido entrar en discusión de temas en diversas mesas, me ha dado
una fórmula muy básica que me permite darle fluidez a una discusión (incluso
destrabarla cuando ha llegado a un impasse)
y no solo eso, sino que me ha permitido ver de qué están hechos quienes
participan en dicho intercambio de ideas: generalización en las discusiones.
Cuando
alguien habla de un punto en específico, aparte que la cuestión visceral está a
flor de piel pues generalmente se trata de puntos donde el sustentante tiene
filias o fobias, se presenta el fenómeno de perder la perspectiva del trasfondo
del asunto que se esté tratando. Ambos problemas mencionados se superan cuando
la discusión deja el plano de la especificidad (al menos en un principio) para
ponerse de acuerdo en la generalidad del tema analizado.
Vamos
ejemplificando esto. En una ocasión como funcionario universitario comencé
varios procesos para la rendición de cuentas, procesos que iban desde refrendos
hasta presentar a quienes integraban mi área el avance detallado del ejercicio
presupuestal. Estos procesos se me señalaban por otros funcionarios que no les
parecían y con los cuales en ocasiones discutí más de uno. Pero en vez de
hablar en lo específico de tal o cual punto me iba a la generalidad: “dime,
como funcionarios ¿estamos obligados a actuar bien o a actuar mal?, ¿los
recursos que manejamos son nuestros o de la institución?, ¿si actuamos bien nos
debemos de ocultar?” y así por el estilo. Obvio que las respuestas eran más que
evidentes, evidentes no solo en el sentido en el cuál debían salir sino también
evidentes pues evidenciaban que detrás del argumento esgrimido en contra lo
único que había eran intenciones personales de un actuar discrecional.
Cualquier discusión
en nuestras instituciones de educación superior (y de hecho en cualquier
momento de nuestra vida) pueden comenzar con generalizaciones tales como ¿la
transparencia es buena?, ¿la rendición de cuentas es buena?, ¿la inclusión es
buena?, ¿la cordialidad es buena?, ¿el consenso es bueno?, ¿el compromiso es
bueno?, y de ahí en función de las respuestas puede uno irse acercando poco a
poco a la particularidad del tema en específico que se está tratando, de otra
forma ese intercambio de ideas puede llegar a convertirse en una lucha
encarnizada no por tener la razón sino por imponer una visión sobre el punto
tratado.
La generalización de
las discusiones nos permite tener una perspectiva más amplia del trasfondo del
tema que se está tratando, de la misma forma nos faculta para desprendernos un
poco de la cuestión emocional aunada a toda discusión pero más importante aún
es que nos permite ver de qué están hechas las personas que intervienen en esa
dinámica y concluir de manera correcta sobre cada tema tratado.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/CVyXXMSEIZA
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