Las
universidades públicas, como parte del incentivo para encauzar las actividades
propias de su naturaleza, reciben recursos adicionales mismos que todavía
pueden engrosar aportando recursos propios, para reconocer económicamente el
desempeño de sus académicos. Este proceso si bien loable, pareciera que parte
del supuesto erróneo de que o todos los que participan en un programa como este
o son ignorantes o son corruptos, lo cual no es así y todavía más: puede
mejorarse.
En
una ocasión conversaba con un grupo de amigos sobre los diferentes programas de
estímulos al desempeño que conocíamos en las universidades y veíamos la
similitud en los procesos: los maestros recopilan la evidencia soporte del
desempeño a evaluar, la someten a un dictamen y en virtud de eso se le asigna
una compensación pecunaria. Todo bien hasta ese punto, o más bien, hasta el
punto en que hice la siguiente observación.
¿Por
qué tiene que revisarse el expediente que el maestro somete a dictaminación?
–pregunté. Palabras más palabras menos (y yo resumí las diferentes respuestas
que se me dieron), la contestación a lo anterior giraba en torno solo a dos
posibles situaciones: o que el maestro no integrara correcta y debidamente el
expediente o que de plano pusiera evidencias de cosas que no se hicieron y de
resultados que no se lograron.
En
el primer caso hablamos de errores al integrar el expediente o de mala
clasificación de los documentos en él contenido, en el segundo de una situación
que incluso pudiera rayar en el afincamiento de responsabilidades. ¿O sea que
la revisión esa que se hace se da dado que se supone que todos o son ignorantes
o son corruptos? –rematé.
Si
bien la discusión se acaloró y las respuestas iban en un sentido de justificar
la acción revisora, al final nadie pudo rebatirme que el supuesto que yo daba
estaba mal, ya que si tienes que revisar todos los expedientes que los maestros
entregan para acceder a los recursos adicionales que su desempeño puede
otorgar, esta revisión solo puede ser o por qué crees que todos no saben cómo
integrar correctamente un expediente (ignorancia) o de plano todos son
corruptos y pueden poner cosas que no se hicieron o productos que no se
lograron (corruptos). No hay más para donde hacerse.
Pero
entonces, ¿la autoridad debe renunciar a la acción verificadora que como
control se le asigna a todo proceso? Para nada, pero antes de llegar a ese
punto quisiera ver el del sistema en sí. Si en verdad la crema y nata de la
intelectualidad pensante (los maestros universitarios) cometen tantos errores
como para justificar la revisión exhaustiva de los expedientes que integran, la
verdad que el problema no está en ellos sino en el mismo sistema. La solución
es un sistema claro, no burocrático, incluso amigable (ahora con las
tecnologías es fácil hacer esto), quiero pensar que hasta interactivo que
permita al maestro armar su expediente y antes de validar cada producto
verificar que cumpla con los requisitos mínimos.
En
cuanto al segundo caso, el de la falsificación documental, bueno antes que nada
el revisar al 100% algo parte del supuesto contrario al de la buena fe, más sin
embargo si partimos de la buena fe y la confianza podemos recibir lo que se
entrega donde quien lo entrega expresa de manera incluso escrita que lo que
integra el expediente es real y verdadero bajo pena de la responsabilidad que
el mentir en esto pueda acarrear.
¿Y
la revisión? La revisión no se cancela, pero se hace aleatoriamente con un
entendido claro de la seriedad de ello, tanto para quien revisa como para quien
es revisado. Obvio que para llegar a esto el sistema creado debe ser tal que no
permita lo primero y la revisión busque dar certeza de que la autoridad no renuncia
de su facultad revisora de control pero sin partir del supuesto de que todos o
son ignorantes o son corruptos.
A
veces la inercia con que se hacen las cosas nos lleva a estados donde al
parecer damos vueltas sin lograr insertar aspectos de mejora, la cuestión de
los procesos para el reconocimiento académico universitario es uno de ellos
donde existen grandes área de oportunidad no solo para eficientar el proceso
sino para re-dignificar a quienes en él participan.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/t5trLM50jsU
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