viernes, 16 de noviembre de 2018

Reconocimiento al desempeño académico universitario: ¿de inicio todos ignorantes o todos corruptos?



Las universidades públicas, como parte del incentivo para encauzar las actividades propias de su naturaleza, reciben recursos adicionales mismos que todavía pueden engrosar aportando recursos propios, para reconocer económicamente el desempeño de sus académicos. Este proceso si bien loable, pareciera que parte del supuesto erróneo de que o todos los que participan en un programa como este o son ignorantes o son corruptos, lo cual no es así y todavía más: puede mejorarse.

En una ocasión conversaba con un grupo de amigos sobre los diferentes programas de estímulos al desempeño que conocíamos en las universidades y veíamos la similitud en los procesos: los maestros recopilan la evidencia soporte del desempeño a evaluar, la someten a un dictamen y en virtud de eso se le asigna una compensación pecunaria. Todo bien hasta ese punto, o más bien, hasta el punto en que hice la siguiente observación.

¿Por qué tiene que revisarse el expediente que el maestro somete a dictaminación? –pregunté. Palabras más palabras menos (y yo resumí las diferentes respuestas que se me dieron), la contestación a lo anterior giraba en torno solo a dos posibles situaciones: o que el maestro no integrara correcta y debidamente el expediente o que de plano pusiera evidencias de cosas que no se hicieron y de resultados que no se lograron.

En el primer caso hablamos de errores al integrar el expediente o de mala clasificación de los documentos en él contenido, en el segundo de una situación que incluso pudiera rayar en el afincamiento de responsabilidades. ¿O sea que la revisión esa que se hace se da dado que se supone que todos o son ignorantes o son corruptos? –rematé.

Si bien la discusión se acaloró y las respuestas iban en un sentido de justificar la acción revisora, al final nadie pudo rebatirme que el supuesto que yo daba estaba mal, ya que si tienes que revisar todos los expedientes que los maestros entregan para acceder a los recursos adicionales que su desempeño puede otorgar, esta revisión solo puede ser o por qué crees que todos no saben cómo integrar correctamente un expediente (ignorancia) o de plano todos son corruptos y pueden poner cosas que no se hicieron o productos que no se lograron (corruptos). No hay más para donde hacerse.

Pero entonces, ¿la autoridad debe renunciar a la acción verificadora que como control se le asigna a todo proceso? Para nada, pero antes de llegar a ese punto quisiera ver el del sistema en sí. Si en verdad la crema y nata de la intelectualidad pensante (los maestros universitarios) cometen tantos errores como para justificar la revisión exhaustiva de los expedientes que integran, la verdad que el problema no está en ellos sino en el mismo sistema. La solución es un sistema claro, no burocrático, incluso amigable (ahora con las tecnologías es fácil hacer esto), quiero pensar que hasta interactivo que permita al maestro armar su expediente y antes de validar cada producto verificar que cumpla con los requisitos mínimos.

En cuanto al segundo caso, el de la falsificación documental, bueno antes que nada el revisar al 100% algo parte del supuesto contrario al de la buena fe, más sin embargo si partimos de la buena fe y la confianza podemos recibir lo que se entrega donde quien lo entrega expresa de manera incluso escrita que lo que integra el expediente es real y verdadero bajo pena de la responsabilidad que el mentir en esto pueda acarrear.

¿Y la revisión? La revisión no se cancela, pero se hace aleatoriamente con un entendido claro de la seriedad de ello, tanto para quien revisa como para quien es revisado. Obvio que para llegar a esto el sistema creado debe ser tal que no permita lo primero y la revisión busque dar certeza de que la autoridad no renuncia de su facultad revisora de control pero sin partir del supuesto de que todos o son ignorantes o son corruptos.

A veces la inercia con que se hacen las cosas nos lleva a estados donde al parecer damos vueltas sin lograr insertar aspectos de mejora, la cuestión de los procesos para el reconocimiento académico universitario es uno de ellos donde existen grandes área de oportunidad no solo para eficientar el proceso sino para re-dignificar a quienes en él participan.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/t5trLM50jsU


También puede descargarse gratis el libro  “La Controversia Arriana -Evidencia Circunstancial-”, desde www.rocefi.com.mx  (Menú “Libros” Sección “e-book gratis”)


No hay comentarios:

Publicar un comentario