viernes, 22 de julio de 2016

Valores Docentes 1 de 6: Compromiso


La publicación del artículo "Educar para trascender" permitió que se generara una serie de intercambios de opinión con quienes nos leen cuya coincidencia fue el de ahondar más en los temas tratados. Es así como en esta serie de seis artículos abordaremos de manera más detallada esos valores que el docente no solo vive y transmite sino que configuran el futuro por el cual todos trabajamos.

 

Comentábamos en el artículo en cuestión que "compromiso es la contraparte a la que está obligada toda autoridad por el apoyo recibido para ostentarse como tal. Esto puede resumirse en actuar siempre y en todo momento de manera justa, ordenada, transparente, legal y armónica supeditando sus intereses a los intereses comunitarios y reflejando en sus dichos y hechos una congruencia siempre y en todo momento. Los compromisos son para cumplirse, no para luego andar buscando pretextos que justifiquen el que no se cumplieron".

 

En ese sentido el docente debe trabajar de dos maneras: trabajar para sembrar en quienes en algún momento desempeñarán algún cargo de autoridad en el sector público, privado o social para que vivan en su desempeño el valor del compromiso que como autoridad tendrán. La otra manera es trabajar con quienes, sin ser autoridad, son quienes están sometidos a ellas para que exijan a quienes se ostentan como autoridad ese actuar congruente respecto del compromiso adquirido.

 

Observemos como es que la definición que dimos de compromiso conlleva un actuar justo, ordenado, transparente, legal y armónico, es decir, un desempeño que permita el interactuar de los individuos de manera personal y comunitaria y que garantice una mejora continua en ambos sentidos.

 

Justo. La definición común de justicia se refiere a darle a cada quien lo que merece, para ello hay varios referentes, tanto normativos como de sentido común. La justicia no solo debe existir sino ser apreciada. De nada sirve que un actuar sea justo cuando no es percibido, de la misma forma no porque la mayoría señale un actuar justo lo es. Para ello se requieren parámetros de referencia (por eso dijimos que hay referentes normativos y de sentido común). La justicia no solo considera normas y reglas sino también contextos y atenuantes. La justicia implica rectitud de criterio y corrección de intención. La justicia permite una sociedad armónica e individuos honestos. La justicia es contraria a la corrupción, la simulación, la complicidad y la conveniencia.

 

Ordenado. El orden va aunado a marcos de referencia, a parámetros de comparación (legales, morales o sociales), pero va más allá pues el orden siempre tiene un fin ulterior. El orden no es un fin en sí mismo, es un medio para una meta más avanzada que va aunada con el desarrollo personal y comunitario. Orden implica no solo que las cosas se hacen de una forma determinada, sino que se busca que esa forma sea la mejor posible. El orden solo es posible en un ambiente regulado, con expectativas claras pero también con libertad de ánimo y de espíritu para crear, proponer y mejorar.

 

Transparente. Una máxima dice que "solo es transparente quien no tiene nada que esconder". Quien es autoridad debe ser transparente, y quien no lo es debe exigir a la autoridad esa transparencia. La transparencia, cuando de autoridades o liderazgos se trata, no es una dádiva que la autoridad o el líder da como prebenda, sino una obligación que va implícita con su investidura pues en sus acciones e intenciones lleva no solo su destino sino el de quienes le están supeditados. Aún y cuando tendremos un artículo para hablar de este tema si quisiera señalar en este momento que, si bien se ha avanzado bastante en esto, aún falta mucho por hacer, pues así como hay leyes que buscan cumplir y hacer cumplir este precepto (sobre todo en la cuestión pública) también hay intentos cada vez mayores por dilatar la entrega de información o de plano obstaculizarla.

 

Legal. La ley es lo único que nos normaliza a todos, me comentaba un conocido, y tiene razón. La ley, o en un sentido más amplio, las normas, permiten pensar en una sociedad ordenada donde todos conocen las reglas. Cuando esas reglas existen pero no se aplican o se tuerce su aplicación para beneficiar al cómplice y golpear al disidente podemos hablar de una sociedad (o al menos una autoridad) corrompida y por ende ilegal y no representativa. La ley no es para discutirse o votarse en cuanto a su aplicación, sino para aplicarse. La Ley obliga, primero a quienes estamos bajo ella a cumplirla, y segundo a quienes detentan alguna autoridad a obligar su cumplimiento, en esto último también van ellos. Hay quien cree que una autoridad está por encima de la ley y que puede optar por cumplirla o no y decidir cuándo sanciona a otros por su incumplimiento. Esa es una visión no solo torcida del estado de derecho sino inmoral y anti-ética. La justicia y la legalidad van de la mano.

 

Armónico. La armonía tiene que ver con el aspecto personal de la interacción pero también con el ambiente general creado de ello. Es esa sensación por la cual uno se siente bien siendo parte de un grupo y el grupo se siente bien como tal. Pero ojo, esa definición lo mismo es aplicable para un grupo negativo que para uno positivo. Quienes se unen para delinquir, para fraudar, para engañar, claro que sienten bien entre ellos, podemos decir que el ambiente que crean para sí es armónico, luego entonces la armonía no solo se refiere a estar bien en lo personal y en lo grupal, sino a estar bien de manera justa, legal, ordenada y transparente.

 

Por último, aunque no están reñidas estas cualidades, en ocasiones se contraponen y es cuando la rectitud de carácter debe entrar. Por ejemplo, si ante un actuar individual o grupal se antepone la armonía (el estar todos bien) con lo legal (el hacer las cosas bien), debe prevalecer el correcto actuar y hacer lo que es debido.

 

El docente en su hablar y en su actuar debe ser capaz de vivenciar el compromiso y no solo eso, sino de transmitirlo como un valor que nos permite avanzar individual y comunitariamente hacia la excelencia. Creer y sembrar el valor del compromiso implica trabajar en el presente por un futuro de oportunidades y desarrollo donde las personas puedan no solo tener más, sino cada vez ser más y mejores reflejando esto en la comunidad que integran. En el siguiente  artículo hablaremos sobre el consenso.




Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/NAULrNejr2U 


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