viernes, 13 de julio de 2018

Perfiles y procesos para contrataciones docentes: ni los de arriba, ni los de abajo, sino el justo medio



Dicen que con el otorgamiento de un gran poder siempre viene una gran responsabilidad, y esto es verdad. Este otorgamiento de poder puede referirse a situaciones en nuestra vida, profesional o personal, donde nuestra participación en X o Y proceso deviene en un resultado u otro, como en el caso de las universidades cuando se formulan perfiles o se establecen procesos que deberán cumplir los docentes que se contratarán.

Todas las cosas siempre tendrán algo positivo y algo negativo, lo bueno y lo malo como se dice popularmente, las universidades, sobre todo las universidades públicas no son la excepción. En esta ocasión quiero referirme exclusivamente a los perfiles y los procesos que deberán cumplir los docentes que deberán ser contratados para trabajar de tiempo completo en ellas. Perfiles y procesos que, dado eso bueno y malo que mencionaremos, pueden mejorar la universidad o irla empeorando cada vez más.

Lo bueno de una universidad pública, en cuanto a la contratación de profesores como parte de su planta docente, es que ofrece una estabilidad que ni las universidades particulares pueden ofrecer. Al estar subsidiadas por el gobierno la universidad sabe que tendrá de manera constante un flujo de recursos que le permitirá enfrentar su gasto corriente, entre lo que están los sueldos y salarios.

Lo malo de esto es que quienes hacen los perfiles y los procesos de los profesores que serán contratados no sienten esa necesidad e cuidar los recursos ya que no son de ellos, por lo que en ocasiones buscarán que sus amigos o allegados sean los que ingresen a la universidad pues en su mente está la seguridad del empleo comentada anteriormente antes que el bienestar de la universidad en cuanto a calidad, competitividad e innovación.

No digo que esto siempre sea así, pero sí que debemos cuidar los procesos para no dar pauta a que suceda. Refiriéndonos al primer punto, generalmente un proceso de definición de perfiles de maestros a contratar toma en cuenta a la planta académica donde se integrará. Se supone que ésa planta académica estará consciente de sus necesidades presentes y, sobre todo, futuras, lo que permitirá un perfil exigente para que quien entre impregne de dinamismo las variables mencionadas anteriormente de calidad, competitividad e innovación. Pero también puede ocurrir que las relaciones personales influyan y el grupo, o parte el grupo, quiera que tal o cual persona entre a la institución con lo que el proceso puede sesgarse.

De la misma forma el proceso lleva una parte donde generalmente los superiores jerárquicos tienen incidencia, pudiendo inclinar levemente la balanza hacia un lado u otro si es que tienen también interés de beneficiar a algún amigo o conocido. Por eso es que el título hace referencia a que ni un grupo ni un superior deben buscar crear el perfil por sí solos para no generar esos espacios nocivos, sino buscar el justo medio donde los intereses universitarios converjan en los perfiles de las gentes que serán contratadas.

Pero bueno, eso solo es la parte del perfil, ahora la cuestión es que el proceso que se abra permita participar a cuanta gente lo cumpla para estar en posibilidad de poder escoger a los mejores. Lo cual en muchas ocasiones es lo que puede dar al traste todo, ¿por qué menciono esto?, pues porque en muchas ocasiones las universidades que abren plazas a convocar requieren que el proceso o parte del mismo se haga ahí mismo en la universidad (exámenes psicométricos, etc.) lo cual reduce en extremo las gentes que pueden acceder al mismo.

¿Cuál es la solución?, mi respuesta-propuesta siempre ha girado en torno a aprovechar las tecnologías de la información y la comunicación para hacer todo el proceso, el 100%,  a distancia. Ahora bien, ¿y si hay exámenes que pudieran amañarse, por ejemplo los de salud? Pues sencillo: se establece un compromiso para el que quede, cuando venga a la ciudad sede de la universidad, se haga de nuevo los exámenes en la misma que se consideren relevantes de refrendar para otorgar la plaza la cual se le negaría en caso de descubrir algo como lo anteriormente mencionado.

Así que en la actualidad no hay ningún inconveniente para que las plazas académicas universitarias que se concursen, cuyos perfiles serán resultado de amplios, objetivos e institucionales consensos,  sean competidas por gente de todo un país, ¿o porque no?, de todo el mundo, garantizando que sean los mejores quienes ingresen a nuestras instituciones de educación superior.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en  https://youtu.be/NjhMgcHlOXQ


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viernes, 6 de julio de 2018

Generalidades de la norma y los procesos universitarios



En otras ocasiones he expresado mi convicción personal de que lo único que le da viabilidad a un proyecto social como es una institución de educación superior es precisamente las leyes, reglamentos y normas de las cuales se le dotan, en función de que éstas directrices estén correctamente formuladas y tiendan a lo mejor que como universidad se puede aspirar, podremos como sociedad confiar en que la misma servirá no solo como líder de procesos sociales sino como ejemplo de los mismos.

No sé si ustedes han tenido una experiencia en una universidad (yo sí) donde existiendo grupos antagónicos en visiones e intereses (lo cual es normal e incluso deseable), las contrapartes se molestaban cuando el otro grupo o sus integrantes se veían beneficiados por X, Y o Z proceso universitario, buscando la manera de revertir eso cuando no hay forma de ello a menos que uno esté hablando de violentar la normatividad institucional.

Las leyes, los reglamentos y las diversas normas de las universidades se piensan de una manera fría y objetiva cuando se desarrollan y después se aplican sin distingos, es por ello que esos lineamientos deben ser pensados de tal forma que su aplicación sea general, es decir, no como algunos quieren, que no sea diseñada específicamente para “golpear” o “dañar” a tal o cual persona o a tal o cual grupo.

¿Todo bien hasta aquí?, ¿estamos de acuerdo? Entonces si esto es así no debemos sentirnos molestos al grado de querer que las cosas sean diferentes, cuando los resultados de cualquier proceso universitario, sea el que sea, beneficie a tal o cual grupo o persona. Si todos jugamos y respetamos las mismas reglas el resultado es lo de menos.

En varias ocasiones una u otra persona se me ha acercado para hablar de tal o cual miembro de alguna universidad con un sentido de descontento ante alguna acción que le ha beneficiado  a este último, dado que no podemos manejarnos con pareceres (así lo he dicho pues convencido estoy que entonces la universidad se volvería tierra de nadie), mi pregunta inmediata es que si cual es la ley, reglamento o norma que se está violando.

Esto es algo complicado pues muchas veces la gente cree que solo porque alguien hace algo que a uno no le parece procede una sanción o amonestación y eso no es así ya que eso solo procederá cuando exista un lineamiento objetivo que se haya violentado. Por eso mi arenga inicial de diseñar procesos generales donde uno contemple las situaciones perniciosas que no desea se den en la institución, pero luego el paso siguiente es el de someterse a esas reglas y respetar los resultados independientemente de cuáles sean esos o a quienes beneficien.

Volviendo al tema de mi comentario con tal o cual miembro universitario que a fuerzas quiere hacer prevalecer su opinión por encima de la norma, mi argumento final estriba sobre el hecho de que no protejo a X o Y persona (cuando veo no procede legal y normativamente lo que este miembro universitario señala) sino que más bien lo protejo a él pues si no hay norma que se respete y son los criterios particulares los que prevalecen nada impide que al rato a él le hagan lo mismo sin ninguna base objetiva. Puesto así el escenario no queda mayor argumentación en contra y lo único que procede es buscar el respeto del marco normativo.

Las generalidades de la norma y los procesos universitarios nos garantizan la objetividad sin sesgo en la aplicación de ésta y da a los miembros de una institución de educación superior la seguridad y estabilidad en sus actos y en sus acciones, pero mejor que eso es que permite avanzar al conglomerado social que la integra hacia una convivencia donde las leyes y reglamentos, no los caprichos o pareceres, son los que rigen la vida institucional.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en  https://youtu.be/LCdinB0WYCE


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