viernes, 21 de abril de 2017

La gran payasada (1 de 2)


El reto de toda universidad estriba no solo en la formación de recursos humano con pertinencia, coherencia y relevancia, sino también en que la planta docente muestre y demuestre la capacidad requerida para estar frente a grupo de una manera clara, objetiva y contundente.

En los 90´s y la primera década del Siglo XXI una nueva filosofía comenzó a recorrer las universidades públicas del país, una filosofía que emanaba de condicionamientos económicos de los participantes en su financiamiento, a saber el gobierno federal. Este condicionamiento imprimía el carácter opcional a los recursos adicionales a los que podía acceder la universidad siempre y cuando ésta demostrara interés en la aplicación de los mismos a proyectos estratégicos.

Uno de estos proyectos estratégicos fue la habilitación de su planta docente. Requeridos, o más bien: urgidos, por demostrar al alto nivel competitivo de las universidades se idearon planes para que sus maestros, tradicionalmente enquistados en cuestiones docentes, transitaran a áreas tales como la investigación o la extensión.

Lo anterior dio como resultados ahora, varios años después, un escenario dual: por un lado están los profesores que aprovecharon esos recursos para habilitarse y moverse hacia nuevos estadios de desempeño y aquellos otros que solo lo simularon.

¿Cómo es esta simulación? Sencilla: generar espacios endogámicos al interior de la universidad para que la misma sirva de plataforma a trabajos de dudosa calidad. Así, por ejemplo, un profesor ya no tenía que preocuparse por ponenciar en un foro externo, objetivo y exigente cuando tenía en su misma universidad foros liderados por sus mismos compañeros donde podía hacerlo; tampoco tenía que preocuparse por pasar el arduo (más que arduo en algunos casos) de todo proceso de publicación ya que tenía en la misma institución esos espacios cuyos titulares eran sus mismos compañeros; o el extremo de relajar la cuestión formativa ya que podía acceder a grados en su misma academia donde sus profesores serían sus mismos compañeros.

Ahora bien, hay que dejar algo muy claro: no se está cuestionando la existencia (e incluso la participación) de los profesores en los espacios que genera su misma universidad, lo que se cuestiona es aquellos profesores que solo utilizan esos espacios teniendo mucha productividad pero que no muestran esa misma productividad externa, con lo que evidencian la capacidad para competir en el mundo más allá de su institución.

Por ejemplo, hay quienes presentan mucha productividad externa: libros, artículos, ponencias, investigaciones, y (no “o”, sino “y”) también participan en las instancias creadas por la misma universidad, pero hay otros que si se les quita la producción endogámica universitaria se quedan prácticamente sin nada.

Esa simulación es la que no está actualmente referida en las universidades y la cual requiere publicitarse para demostrar a la sociedad que su planta docente realmente, no de simulación o engaño sino realmente, tiene una habilitación que la califica y la cualifica para mostrarse como líder de éxito en el mundo competitivo actual.

En la medida que las universidades garanticen que su planta docente y los productos que generan reúnen condiciones de calidad indiscutible, podemos pensar, decir, ¡e incluso confiar! en que serán capaces de liderar las respuestas a los cambios sociales que los nuevos retos impone a nuestra comunidades.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/OxVKiD3XgqU

También puede descargarse gratis el poemario del mismo autor "Perfectos son tus caminos” -50 poemas en la línea del pensamiento cristiano-, desde www.rocefi.com.mx  (Menú “Libros” Sección “de-book gratis”)

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