jueves, 28 de septiembre de 2017

Recuperar el sentido patrio en nuestras universidades


La noción de patriotismo no es, no debe ser, una cuestión pasada de moda, eso que denominamos patriotismo es ese vínculo que nos conecta con nuestra historia, con nuestra gente y los valores que profesamos y que nos concede ese sentido de identidad, orgullo y compromiso. Los procesos formativos en este sentido no terminan una vez que uno ingresa en la universidad sino que por el contrario pueden ser potencializados y proyectados hacia la vida productiva y social de los egresados.

Un cambio muy sutil, pero perceptible: uno ingresa en la universidad, sea ésta pública o privada, y de repente aquellas cuestiones relacionadas con el sentido patrio parecen quedarse detrás de la valla de ingreso. Se acaban los honores a la bandera así como su juramento, ni que decir de las actividades relativas a nuestra historia, lo único que pervive, lo tristemente único que pervive, es el respeto irrestricto (eso sí) a los días de asueto oficiales.

En una ocasión hablando de esto con un maestro su “justificación”, por demás pueril, era que ya no se podía obligar a los jóvenes por ser ya adultos a las ceremonias relacionadas con el sentido patrio. Comento que esa “justificación” fue bastante pueril por que por otro lado las universidades obligan a los jóvenes a muchas cosas aunque sean adultos, desde horarios, requisitos de ingreso y permanencia, comportamiento en clases e instalaciones y un sinfín de etcéteras, pero aún así, concediendo sin conceder el argumento del maestro ¡no se trata de obligar al joven a esto o lo otro sino que la universidad recupere el sentido patrio perdido!

¿Qué le costaría a la universidad hacer honores? Caray, aunque sea con sus funcionarios principales, ¿o efectuar en alguna fecha importante algún evento cívico? Nada, no le costaría nada y por el contrario y aunque no participaran los jóvenes, el ejemplo que vieran hablaría por sí mismo.

Las ceremonias cívicas que giran en torno al sentido patrio puede que en primaria o secundaria parezcan repetitivas y tal vez sin mucho sentido actual, pero en esas etapas apenas se están sembrando las semillas de ese patriotismo que nos permite solidarizarnos como nación y darnos coherencia como sociedad.

En la universidad esto puede dinamizarse ya que quienes están en ella, los jóvenes, tienen una perspectiva en el corto plazo de egresar e incorporarse como profesionistas a la sociedad, de ahí que la aplicación práctica de los valores cívicos y patrios es algo que puede utilizarse para ya no solo ver al pasado sino proyectar y proyectarnos hacia el futuro.

El sentido patrio no está muerto, podrá estar olvidado en muchas de nuestras universidades, pero la urgencia de recuperarlo va más allá de la necesidad de reincorporar eventos cívicos sino que tiene que ver con nuestra misma existencia como sociedad basada en el respeto, el compromiso, la solidaridad, la cooperación, la justicia y la lucha por un mejor futuro.

Las grandes naciones no han llegado a serlo renunciando a lo que las aglutina como sociedad, y eso es su historia, sus valores como nación, su sentido patrio como sociedad, lo mejor que podemos hacer en nuestras universidades es fomentar en los jóvenes ese sentido de compromiso con la sociedad para poder así contar con ellos en la construcción de la nación que todos deseamos.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/Qxy_BepUtCc

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