viernes, 23 de febrero de 2018

Flexibilizando la currícula deportiva en las universidades


Una premisa que ha venido a cambiar la manera de ver el proceso formativo del ser humano a nivel superior, es la incorporación del desarrollo físico como parte de los créditos a cubrir durante la estancia de un alumno en la universidad, éste desarrollo físico se refleja principalmente en la práctica deportiva que los futuros profesionistas deben cumplimentar y que requiere de una flexibilización en los cómo y dónde dándole prioridad a los qué.

Hasta hace cosas de una o dos décadas, las universidades  contemplaban la cuestión deportiva de una manera exclusivista y excluyente. Sus equipos representativos de grandes estrellas actuaban más como promoción de la misma institución vía logros deportivos. Cuando se plantearon de nuevo las premisas relativas a la formación del profesionista surgió el enfoque integral con lo que el deporte se masificó incorporándose vía créditos curriculares en los procesos formativos de los profesionistas.

Como todo proceso, el proceso formativo sustentado en el acondicionamiento físico, puede pensarse y repensarse en virtud de los retos que sufren algunas universidades (sobre todo en cuestión de infraestructura), de las nuevas tendencias relativas al acondicionamiento físico y en la necesidad de priorizar el qué antes que los cómo o dónde. Paso a explicar cada punto.

Infraestructura universitaria. La cuestión del acondicionamiento físico plantea una presión sobre las universidades ya que, a diferencia de los procesos formativos, la misma naturaleza del proceso deportivo requiere de mayor espacio por individuo para ser desarrollado. Ante esto hay tres opciones, la más complicada es la creación de nuevos espacios deportivos; señalo que ésta opción es complicada por la restricción económica que muchas universidades experimentan para ello. La otra es aprovechar las nuevas tendencias en acondicionamiento físico (de lo cual se hablará en el apartado siguiente) para incorporar ciertas actividades que aún  no están consideradas y que permiten un acondicionamiento masivo donde el beneficio del mismo va hacia grandes grupos. La tercera opción parte de reconocer que muchos alumnos realizan rutinas constantes de actividad física en lugares como gimnasios o centro deportivos, pues bien, esta opción permite que los créditos de acondicionamiento físico requeridos por la universidad sean cumplimentados con esa actividad la cual no necesariamente se hace en la universidad.

Nuevas tendencias. Más allá de los deportes tradicionales, día a día comienzan a generarse nuevas tendencias relativas al acondicionamiento físico. Hasta hace poco en algunas universidades no se reconocía zumba o insanity como una rutina deportiva para los créditos relativos a esto, hoy ya algunas instituciones lo tienen como parte de su gama de opciones de acondicionamiento físico, otras aún no. La cuestión de las “materias deportivas” generalmente se restringe a la infraestructura y personal con que cuenta la institución, pero el esquema presentado en la tercera opción del apartado anterior permite que cada alumno, si así lo desea, se haga responsable de su acondicionamiento físico que más guste, claro, esto con reglas claras como el que el mismo sea realizado como rutina de manera constante, en un centro establecido y bajo la dirección de alguien responsable de esos mismos centros.

Priorización del qué. Este punto, que ya he tocado en otras participaciones relacionadas con los objetivos de los procesos formativos a nivel superior, hace énfasis en los fines más que los medios. Las opciones presentadas anteriormente pueden ser criticadas en cuanto los medios (que si es necesario que las actividades de acondicionamiento físico sean en la universidad, que si solo las actividades de acondicionamiento físico que ofrezca la universidad son las válidas y reconocidas, etc.) pero eso implicaría que el peso está en los medios. Cuando uno no pierde de vista el fin que se persigue los medios se supeditan a éste, y si lo que queremos es que el futuro profesionista participe en un proceso de acondicionamiento físico podemos flexibilizar la manera en que lo llevamos a ello no solo quitándole presión innecesaria a las universidades sino también dándole mayor libertad al alumno en la construcción de su proceso de vida.

Cuando no confundimos los fines con los medios podemos trabajar de una manera más eficiente en la consecución de nuestros objetivos, esta premisa es válida en los procesos formativos universitarios y, por consiguiente, en todo aquello que tenga que ver con el acondicionamiento físico del futuro profesionista.

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/Y0ezufvhiOM


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