viernes, 16 de febrero de 2018

¿Y si le quitamos el trampolín a los Sindicatos Universitarios?



Si tenemos en cuenta la enorme responsabilidad que las instituciones de educación superior tienen en el sentido no solo de formar los profesionistas que la sociedad requiera sino de construir el futuro colectivo de la comunidad, no podemos menos que esperar un nivel de excelencia en el comportamiento de sus integrantes, pero dado que no podemos dejar esto a la buena voluntad de las personas es necesario que tengamos reglas que garanticen lo anterior.

No sé si en todas las universidades del país pase esto que vamos a comentar aquí, pero sí estoy enterado que en muchas se da y me refiero a la posibilidad de que los líderes sindicales puedan acceder a puestos de confianza en sus instituciones. Dado que este es un tema delicado y por lo mismo importante, y dado que de la misma forma tiene varias aristas que deben ser consideradas, trataré de hacer un desarrollo detallado de este tema.

Los integrantes de las universidades, como los de cualquier organización, pueden agruparse para defender sus derechos laborales, esto vía sindicatos. Dado que quienes integran los sindicatos son los mismos miembros de las universidades, si no hay nada que lo impida estos líderes sindicales (entendiendo lideres por todos aquellos que estén al frente de los sindicatos en todas y cada unas de las comisiones del mismo), puede llegar posteriormente a acceder a puestos universitarios.

Lo anterior puede generar un esquema pernicioso donde los sindicatos sean utilizados como meros trampolines para granjearse las simpatías de los trabajadores y acceder así luego a puestos universitarios. Recordemos que la finalidad última del sindicato es mejorar las condiciones laborales de sus agremiados, así que cualquier buena gestión en ese sentido le da a quienes están al frente del mismo, puntos sobre los que puede construir posteriormente proyectos hacia puestos en la universidad.

En el escenario anterior el sindicato se vuelve un trampolín hacia otros puestos universitarios, la finalidad del mismo, al menos para sus líderes, no es la de mejorar las condiciones laborales de sus agremiados, sino más bien utilizarlo para granjearse simpatías que le permitan competir posteriormente por otros puestos en la universidad.

Algunos argumentaran que cualquier funcionario hace lo anterior, pero no es igual el símil ya que mientras un funcionario universitario trabaja para la institución, el líder sindical trabaja para (se supone) sus agremiados, las esferas de acción de ambos son completamente diferentes, e incluso las experiencias en el ejercicio de las mismas habilita más al funcionario que al sindicalista para otras responsabilidades universitarias en puestos de confianza.

En otras palabras, hay una congruencia con un funcionario de confianza en la universidad que busque en la misma estructura otros niveles de responsabilidad que un sindicalista cuya labor esta fuera de la estructura universitaria (el sindicato no forma parte de la estructura universitaria), cuya labor va orientada a cuestiones completamente diferentes a la del conjunto de la universidad,  y cuya labor, si pierde el objetivo real de su función en el sindicato, puede dañar incluso a la institución.

Explico con mayor detalle este último punto. Un funcionario de confianza de la universidad, si quiere acceder a más responsabilidades (otros puestos en la universidad) debe demostrar que ha podido con las responsabilidades encomendadas lo cual se evidencia en incidir de manera positiva en los indicadores del área encomendada. Por el contrario un líder sindical solo debe granjearse la simpatía de sus agremiados, lo cual implica obtener más y mejores beneficios de parte de la universidad en cuanto lo que puede dar; así si éste sindicalista tiene el objetivo posterior de acceder a algún puesto universitario, solo debe actuar con miras al corto plazo y en pos de su proyecto personal obteniendo muchas cosas para sus agremiados (lo cual es lo que le granjea puntos con ellos) aunque en eso afecte a la institución.

Pero bueno, cuando he expuesto este tema muchos se rasgan las vestiduras señalando que el sindicalista, como cualquier persona, puede y debe tener el derecho de buscar posteriormente los puestos universitarios que desee. Estoy de acuerdo. Pero, dado los riesgos que hemos mencionado ¿por qué no buscar disminuirlos sino es que desaparecerlos y al mismo tiempo dignificar la función del sindicato (para que no sea visto como un trampolín) y de quienes están al frente (para que se comprometan con lo que dicen buscar y defender)?

¿Cómo hacer lo anterior? Habrá muchas formas, cada universidad y sindicato (porque se trata que haya congruencia en ambas partes) debe decidir cuál es la mejor según sus circunstancias, pero se me ocurre una muy sencilla: establecer tanto en la normatividad institucional como en los estatutos sindicales que quienes estén al frente de los sindicatos deberán dejar pasar una administración de la universidad una vez que hayan dejado su encargo para competir por algún puesto en la institución. Sencillo, ¿verdad?, pero con este clausulado no saben cuántos falsos sindicalistas que solo ven a esta agrupación como trampolín para sus ambiciones personales dejarían de participar en las luchas sindicales, después de todo se acabaría el chiste de hacerlo.

Los sindicatos universitarios son necesarios y su labor muy loable, son un espacio donde los trabajadores deben sentirse representados y defendidos en sus derechos y en sus aspiraciones, por ello deben contar al frente con gente que valga la pena, que sea íntegra y tenga valores, y que por ello no utilice al sindicato como trampolín para sus ambiciones personales.

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/JwmeBTkTiUw

También puede descargarse gratis el libro  “…Si las hicieres -Un camino de vida de la mano de las otras bienaventuranzas” , desde www.rocefi.com.mx  (Menú “Libros” Sección “e-book gratis”)


No hay comentarios:

Publicar un comentario