viernes, 15 de marzo de 2019

Las cuatro “c” del perfil rectoril universitario (1 de 4): Conocimiento



Sin duda alguna que uno de los servicios de mayor responsabilidad y al mismo tiempo de mayor exigencia que puede haber es el de estar al frente de una universidad. Esa responsabilidad no termina ni se acota con la operación diaria de dicha entidad sino que su principal reto estriba en que, al pretender liderar los procesos de mejora de la comunidad en la que está insertar, debe ser capaz de adelantarse a sus tiempos al mismo tiempo que resuelve los problemas que dicha sociedad le va presentando. En ese sentido una de las características que debe reunir quien desee estar al frente de una institución de educación superior sin duda será los conocimientos que posea.

Hablando del tema de liderar una universidad en una ocasión alguien me señalaba que lo importante es que quien desee estar al frente de una institución así debe tener experiencia, sí, de acuerdo, pero luego entonces no podemos detenernos en esta idea ya que eso implicaría que solo serían rectores o directores quienes ya lo hubieran sido. La idea de la experiencia se va construyendo, pero más importante que eso es el conocimiento ya que éste permite construir lo otro.

Cuando hablo de conocimiento, para no excluir la parte práctica del mismo, me refiero a ese conocimiento que surge de la experiencia de la que hablábamos en el párrafo anterior, pero también del dominio (conocer) de los temas que atañen a la una universidad, no solo en sí misma sino en el entorno en el que está situada y por ende, con una visión estratégica de ambos.

Si se trata solo de administrar una universidad el conocimiento es menos exigente (ya que quien está al frente tiene muchas gentes que lo apoyan) que si hablamos de realmente fungir como líder de procesos universitarios de transformación y mejora institucional y por ende social. Esto último puede verse y valorarse en cuanto a las ideas que se tengan para empujar a la universidad a que ésta no solo mejore sino que responda a las expectativas que de ella tiene la sociedad y que finalmente ésta última se sienta impactada, transformada, por la primera.

El conocimiento, visto desde esta perspectiva, implica no solo el haber estado en algunos puestos universitarios, sino en tener ideas claras de cómo pueden mejorarse los procesos actuales, mejora que bien puede referirse a reforzar, cambiar, transformar, muchas de las cosas que se hacen en una universidad.

Ahora bien, dado el carácter de la universidad como líder de la sociedad, quien desee estar el frente de ella no puede volverse en un simple repetidor de la información (conocimiento) que ya existe, sino también ser capaz de desarrollar nuevo conocimiento el cual, tomando como referente lo existente, proponga nuevas formas del ser y el quehacer institucional.

Sin duda alguna que el conocimiento es una variable de suma importancia a valorar en quien desee estar el frente de una institución, variable que por sí sola no define la idoneidad de quien tenga esa aspiración pero que al menos puede darnos una tendencia de lo que puede esperarse de su administración.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/lBbZ3dFHaRw


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