viernes, 4 de noviembre de 2016

El perfil deseable en el profesorado


La evolución y cambio constante que ha experimentado la sociedad ha redefinido muchas de las actividades de la misma y quienes la desempeñan, no escapando a esta redefinición la labor del docente, específicamente del docente universitario, quien de su tradicional papel de mero instructor ha complementado su labor con la investigación y con la difusión, enriqueciendo así no solo su labor sino la de la institución en la que se encuentra y la de la sociedad a la que se debe.

La labor tradicional del docente estuvo por muchos años definida casi en su totalidad en la labor de enseñar, incluso la función del alumno era secundaria centrándose en un mero receptor del proceso didáctico, es así como las estrategias se centraban en mejorar constantemente el proceso de enseñanza sin tener el referente del provecho de la instrucción evaluando el aprendizaje real y efectivo. La dinámica social y educativa ha generado presiones en la educación que han obligado a redefinir este proceso tradicional reconfigurándolo en esquemas que van desde la dualidad enseñanza-aprendizaje hasta el objetivo final del aprendizaje centrado en el estudiante.

Pero esto no es todo lo que ha cambiado, el docente ahora se ha visto en nuevas exigencias relacionadas con su papel donde la investigación y la difusión han cobrado un papel preponderante equilibrando así sus funciones en las instituciones educativas. En la actualidad el docente universitario se ubica para efecto de sus actividades en líneas de generación y aplicación del conocimiento, siendo la generación relacionada con la investigación y la aplicación con aspectos que van desde la enseñanza hasta la docencia (incluyendo la vinculación en este último punto).

Es así que la idea actual del docente universitario ha evolucionado hasta la de alguien comprometido con la enseñanza, con la investigación y con la difusión del conocimiento. La premisa detrás de todo esto en sencilla: se supone que quien enseña es el más capaz, el mejor preparado, el más inteligente, luego entonces es quién tiene el perfil necesario no solo para enseñar sino para desarrollar nueva y mejores maneras de hacer las cosas, de ahí que también investigue y por ende difunda el conocimiento.

Ahora bien, hay que ser honestos y señalar que no necesariamente todo docente tiene este perfil, pero también hay que reconocer que puede desarrollarlo, es decir, hay docentes que durante años se han dedicado a  enseñar y que nunca han hecho investigación o difusión, pero su misma formación intelectual los capacita para poco a  poco ir desarrollando este perfil, lo raro sería que al contrario, aún con capacitación, con tiempo, con ayuda, el docente tradicional no pudiera realizar investigación relevante o difundir conocimiento de innovación.

¡Ah, que adjetivos tan interesantes estos últimos! Relevancia e innovación, ¿por qué el comentario? Pues por algo muy sencillo, resulta que dadas las nuevas exigencias y ante la incapacidad de algunos docentes de adecuarse a esto, se han desarrollado investigaciones sin relevancia alguna (entendiendo por relevancia que nadie estaría dispuesto a pagar por hacer una investigación como la que algunos docentes realizan) y que la difusión del conocimiento es más que mediocre, tan mediocre que en algunos casos las mismas universidades diseñan foros o publicaciones endógenas para que sus docentes publiquen ante la imposibilidad de estos últimos por acudir a publicaciones imparciales, objetivas o que simplemente tengan estas últimas que evaluar si les conviene (inversión-rendimiento) el publicarle algo al docente.

Pero de la misma forma hay docentes de excelencia que no solo enseñan sino que investigan y difunden el conocimiento y con tal nivel que merecen ser reconocidos. Para esto existen dos programas, uno externo a las universidades que es de la Secretaria de Educación Pública llamado Programa de Mejoramiento del Profesorado (Promep), el cual a través de la participación en las convocatorias Promep y anexando las evidencias para ello puede accederse a lo que se llama “reconocimiento del perfil deseable”. La otra forma  de reconocimiento es interna de cada universidad y se conoce como el programa de Reconocimiento al Desempeño donde cada año el docente concursa con sus evidencias para, dependiendo del nivel que obtenga en tablas de valoración establecidas para ello, pueda acceder a reconocimientos económicos.

En la medida que el profesorado avance hacia esquemas de desempeño de calidad en sus labores de docencia, investigación y difusión podemos esperar que no solo su persona se vea beneficiada sino también los alumnos que forma, la institución en la que labora y la sociedad en la que está inserto y a la que se debe.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

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