jueves, 1 de septiembre de 2016

El Doloroso Proceso Actual de la Evolución Comunicativa


Una de las principales características culturales que como seres humanos poseemos es la capacidad que tenemos para comunicarnos, esto al igual que todo lo que tiene que ver con nosotros como personas, es sujeta y sometida a los cambios que la evolución social le impone, cambios que muchas veces son difíciles de aceptar.

En una ocasión un académico me comentaba lo mal, según él, que estaban los jóvenes en la actualidad pues desvirtuaban completamente el lenguaje haciendo y deshaciendo con él sin respetar ortografías, estructuras gramaticales e incluso pronunciación. Yo me quedé pensando en que si bien mi compañero tenía algo de razón, también era un hecho que el lenguaje como cosa viva está constantemente cambiando siendo que es la ola joven social la que, como en todos los cambios históricos sociales, le impone su sello personal.

oiE pS q No t KuEds KoNkTaR mJor Al cH4t??

No estimado lector, lo anterior no es un error de dedo, es la manera en que un joven le dice a otro "oye, pues que no te puedes conectar mejor al chat?". Eso que vemos es una grafía nueva surgida y motivada por los medios de comunicación actuales, después de todo ahorra tiempo sobre todo si estamos mandando un mensaje por celular o en conversaciones en chat con varias personas.

¿Qué no es esa una forma "correcta" de comunicarse? Le propongo lea lo siguiente, y que conste que está escrito en un español impecable:

"La chimenea urente nos hacía pensar en flabelos y desear tener al alcance un bocoy repleto para acompañar la carne que por dura parecía de morueco torrefacto"

¿Le entendió? Entonces, ¿qué caso tiene cumplir y respetar todas las normas gramaticales y lingüísticas cuando el fin último de la escritura no se da, es decir, el de la comunicación?

Nomás como cultura general urente es que produce mucho calor, flabelos son abanicos grandes, bocoy es un barril, morueco es un carnero usado como semental, y torrefacto es tostado al fuego.

El lenguaje evoluciona constantemente. Vea este ejemplo de un fragmento del Cantar del Mío Cid (versos 330–365) en español medieval

"Ya Señor glorioso, Padre que en çielo estás, Fezist çielo e tierra, el terçero el mar, Fezist estrellas e luna, e el sol pora escalentar, Prisist encarnaçión en Santa María madre, En Beleem apareçist, commo fue tu veluntad, Pastores te glorificaron, oviéronte a laudare"

Escrito en español actual diría:

"O Señor glorioso, Padre que en cielo estás, Hiciste cielo y tierra, el tercero el mar, Hiciste estrellas y luna, y el sol para calentar, Te encarnaste en Santa María madre, En Belén apareciste, como fue tu voluntad, Pastores te glorificaron, te tuvieron que loar"

Así vemos que el lenguaje cambia para adaptarse a las nuevas exigencias sociales de comunicar, pero ese proceso es doloroso pues implica para las generaciones maduras adaptarse a nuevas maneras de entablar esa comunicación.

Por más que como docentes nos moleste, una cosa es innegable: el cambio se dará con o sin nosotros, el tiempo va haciendo aceptables nuevas palabras que hasta hace poco no existían (incluso alguna que hasta los más aguerridos defensores idiomáticos utilizan): chatear, cibercafé, ecoturismo, etc.

Para aquel renuente a aceptar la evolución actual que estamos viendo le sugiero tome cualquier diccionario, el que sea, y que busque cualquier palabra, la que sea, vera que generalmente dice en la definición "que proviene de tal o cual palabra latina o inglesa", es decir, nuestro propio lenguaje actual ha evolucionado de otro que en un momento dado se ha "torcido" hasta significar las ideas con las que ahora nos comunicamos.

Como docentes nos puede, y a veces hasta nos duele, lo que para nosotros es una falta de respeto e incluso de cultura, en las expresiones idiomáticas que constantemente vemos en la comunicación de nuestros alumnos, pero lo que estamos viendo, lo que estamos presenciando, es un cambio acelerado en el lenguaje. ¿Qué podemos hacer ante ello? Tratar de corregirlo sabiendo que no lo lograremos. El cambio se va dar, pero requiere de nuestro freno para que no sea desbocado. Como el freno en un vehículo: no es para detenerlo completa, total y permanentemente sino para moderarlo en su conducción.  Con esta visión no nos afectamos por lo que veamos sino que entendemos lo que pasa. En otras palabras, tal y como le dije al docente que comenté al inicio del artículo: "regáñalos, pero regocíjate por los cambios de los que somos parte".

El cambio, la evolución, la transformación, es parte vital del mismo ser humano. El lenguaje y la comunicación no escapan de ello. Entender esto como docentes nos permitirá ser, más que un freno que de todas formas no frenará nada, en un actor activo de la evolución social de las comunicaciones.



Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/GQJ95afDrPo

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